El Gobierno de Sánchez es un peligro para la salud pública

El Gobierno de Sánchez es un peligro para la salud pública

En el mes de junio, el Ministerio de Sanidad anunció a bombo y platillo la creación de una reserva nacional estratégica de material sanitario. Se trataba de hacer acopio de mascarillas, test, medicinas y respiradores con capacidad suficiente para suministrar al sistema de salud «durante dos meses». La idea parecía buena: para evitar que España volviera a las andadas y no se produjera un escenario de desabastecimiento generalizado como el registrado durante los momentos más críticos de la pandemia, el Ejecutivo socialcomunista se volvía, por fin, previsor. Muchos pensaron en ese momento que el Gobierno había aprendido de sus errores pasados y que la reserva nacional estratégica de material sanitario era una enmienda a la totalidad de su anterior gestión.

Pero no. La lentitud en el proceso de adquisición y problemas diversos con las empresas suministradoras extranjeras (algo recurrente desde el comienzo de la pandemia) han provocado que en plena oleada de rebrotes la capacidad de esta reserva esté muy por debajo de lo comprometido por el Ejecutivo de Sánchez. No lo dice OKDIARIO, sino el mismísimo ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien en su comparecencia parlamentaria del pasado jueves admitió que esa reserva tan sólo cubría «el 25% del consumo declarado por las a autonomías durante dos meses». Hagan la cuenta: si la reserva inicial daba para 8 semanas, una cuarta parte de la reserva da para 2. Es decir, que corremos de nuevo un riesgo cierto de desabastecimiento.

Por eso, el Consejo Interterritorial de Salud ha instado a las comunidades a que mantengan abiertos procesos de compra de material para que adquieran sus propias reservas estratégicas. Esto es, que se busquen la vida. Todo después de que el megacontrato de Sanidad de 2.009 millones de euros impusiera unas condiciones que dejaban fuera a las empresas españolas del sector sanitario. O sea, con las empresas suministradoras extranjeras hay problemas de todo tipo y a las empresas españolas se las excluía. Por eso, se ha tenido que paralizar el megacontrato y volver a empezar.

Mientras, el tiempo sigue corriendo, el material sanitario se agota y el Gobierno sigue dando muestras de su recurrente incompetencia.

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