En Europa ya saben lo de las pensiones españolas y los fondos

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El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Paolo Gentiloni, y por ende, la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, tienen cabal conocimiento, aunque no lo parezca, de la situación económica de España y, fundamentalmente, de las grandes reformas que nunca se hicieron y tampoco ahora van a enfrentarse como merecen.

Voy a referirme al esencial capítulo de las pensiones. Urgido el Gobierno por Bruselas, el ministro Escrivá, un tipo incoherente y jeta donde los haya, que ha parido este país, de prisa y corriendo, sin encomendarse a nadie, ha presentado una reforma del sistema español de pensiones que no se cree nadie. Ni la Airef, ni el Banco de España, ni la oposición ni los empresarios -auténticos paganos del fervor político sanchista de Escrivá- ni el lucero del alba, esto es, alguien que tenga dos dedos de frente y sepa sumar. El antiguo botafumeiro de Rajoy, luego socialista de baba, recibió el encargo de su jefe claro y meridiano: los pensiones, José Luis, tienen que ser un puntal decisivo para ganar las elecciones de diciembre 2023.

El pícnico jeta, o jeta pícnico, más corto que perezoso, se puso manos a la obra y parió el engendro: su «histórica» reforma de las pensiones que afectará a más de 15 millones de jubilados en escasos años. Lo demás son habladurías y un sinfín de paqueiradas.

Pese a lo que peroran de forma continua y machacona los porta-cozes gubernamentales -muchos y con variados intereses- la Unión Europea no ha aprobado el papelín de Escrivá; sólo ha dicho que lo estudiarán como corresponde. Punto. Y cuando pasen las elecciones del 28M dará a conocer su veredicto que, por lo que parece y se avanza, será negativo. Ya anteriormente obligó al Gobierno a introducir un artículo en dicho decreto ley según el cual lo aprobado este jueves en el Congreso no se trata de otra cosa que un «experimento». Si no funciona en tres años, España tendrá que volver a ponerse a pensar en esta ocasión con más seriedad y enjundia. No va a funcionar, sencillamente, porque las cuentas no cuadran y cuando no cuadran las cuentas -los gastos serán mucho más que los ingresos- estaremos aún más hundidos en un pozo sin fondo.

Ha molestado mucho a la muchachada gubernamental que Feijóo se haya ido a Bruselas y haya cantado la gallina en este asunto, precisamente ante Gentiloni y Von der Leyer. ¿Qué esperaban? ¿Qué se dejara tomar por tonto en aquellos lares? Un antipatriota es aquél que hace cosas contra su país y en ese terreno, Sánchez, Escrivá, Montero, Belarra o Marlaska llevan una gran ventaja al jefe de la oposición. Ignoro lo que sucederá en las dos próximas consultas al pueblo español. De lo que tengo certeza es que el país está hecho unos zorros, 11 millones de familias luchan exclusivamente por la supervivencia y que desde abajo arriba el pueblo bracea en un inmenso lago de pesimismo y hartazgo. Es la España de Sánchez, el campeón.

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