Opinión
PRIMERA LÍNEA

Los diputados de izquierdas de Baleares dicen ‘sí’ a la Ley de Amnistía

Sociedad Civil Catalana, Sociedad Civil Navarra, y confío que también lo hizo Sociedad Civil Balear, han emitido comunicados de llamamiento a los diputados socialistas de estas regiones instándoles a tomar conciencia de la responsabilidad histórica de su voto y del daño que infligirán al Estado de derecho si avalan conceder impunidad total a quienes quisieron, y quieren, destruir nuestra democracia. En los llamamientos se recuerda que «ninguna disciplina de partido puede exigir a un cargo electo que renuncie a defender el bien común y el principio de igualdad entre todos los españoles».

Nada tiene de casual que la propiedad del escaño sea del diputado electo y no del partido. Es para preservar el sagrado derecho al voto en conciencia. Incluso en las listas cerradas. No digamos ya en las listas abiertas, donde el diputado se debe por entero a su circunscripción antes que al partido.

En el caso de España, es un hecho que se practica sin rubor alguno el imperativo de obediencia ciega a la disciplina de partido, llegando al extremo de que a los integrantes de las listas, al inicio de la restauración de la democracia, se les hacía firmar un folio en blanco renunciando al escaño. Doy fe de ello, al ir de número 28 en la candidatura de UCD, las Elecciones locales de Palma el año 1979. Era práctica habitual, en todos los partidos, hasta que llegaron las sentencias sentando jurisprudencia, lo que derivó en tachar de tránsfuga a cualquiera que dejase su grupo parlamentario, pasándose al Grupo Mixto.

Un trasfuguismo, la mayoría de las veces empleando el estigma con claras intenciones manipuladoras. Según la RAE el tránsfuga, de hecho, es persona que huye de una parte a otra, si bien en muchos casos abandonar el grupo o tribu parlamentaria no implica necesariamente ir a refugiarse en identidades distintas, sino huir de una severa disciplina de partido, que coarta el voto en conciencia. Es, en definitiva, conquistar la independencia moral frente a los dictados de un dedo, dos dedos, tres dedos, señalándole qué se debe votar. No es menos cierto que algunos, algunas o algunes, allí se refugiaban por razones más próximas a mantener la impunidad, el caso de Ábalos

Conviene recordar que desde hace un escandaloso montón de tiempo estar en política se ha convertido en una carrera en sí misma, empezando siendo adolescentes en las juventudes del partido y después ir prosperando bajo el manto protector de cualquiera con algo de mando en plaza y así hasta llegar a ser el que tiene un cierto estatus con proyección de futuro. Para ello no es necesaria preparación alguna, ni profesional ni ética, sólo buena obediencia y así nace y crece el lumpen de la casta, con el agravante de saber que vives de eso y que fuera hace mucho frío, por ausencia de preparación efectiva.  

¿Por qué este llamamiento de sociedades civiles es únicamente a diputados del PSOE en sus diferentes variantes? Por la presunción de estar hablando del único partido, supuestamente constitucionalista en el fatuo universo de la corte Frankenstein, o sea, «falto de razón o entendimiento». La RAE. 

Se han cumplido 20 años del atentado del 11M que marcó un cambio en la política española, recuperando de nuevo los socialistas el guerracivilismo y con los resultados hoy tristemente conocidos: polarizar la sociedad hasta el extremo de hacer prácticamente inviable la convivencia. Zapatero sentó las bases. Sánchez ha coronado esta ignominia, palabra hermana del deshonor. 

Es más que evidente que en los aberrantes tiempos que corren no va a surtir efecto positivo alguno el llamamiento de las diferentes sociedades civiles al enfrentarse al muro de la intolerancia levantado por Sánchez. Su cuadra de diputados en el Congreso están para lo que están, empezando por la sectaria Francina Armengol, que viene demostrando en su día a día como presidenta del Congreso ser el monstruo del que nos hemos liberado en las elecciones del 28M, algo que debe tener muy presente el electorado de Baleares, que se sabe felizmente liberado del yugo de esta extrema izquierda del presente.

Es probable que no sirva de nada este llamamiento porque el socialista que vota en Baleares no quiere ser consciente del tremendo error histórico que se avecina, infectado como está del virus del odio que le ha sido inoculado mientras se tapaba una y otra vez los oídos y la nariz, probablemente por el principio ese de a los míos con razón o sin ella. Ahí tenemos a Page, el crítico barón socialista incapaz de convencer a los cinco congresistas que supuestamente de él dependen, suficientes para dar el frenazo a esta deriva. Se encargó Pedro Sánchez de elegir a los paniaguados que hoy conforman sin sombra de duda alguna el grupo parlamentario socialista en su conjunto. 

Mis queridos votantes de izquierdas en Baleares, aquí tienen a cuatro de los  suyos que le han dado el ‘vist i plau’ a la aberrante amnistía que destruye la igualdad de todos ante la ley, al tiempo que premia a delincuentes de alta traición y probablemente supondrá poner el Estado de derecho a los pies de los caballos. ¿De qué cuatro hablo? Pues tomen nota: Francina Armengol, Pepe Mercadal, Milena Herrera y Vicenç Vidal. Más que nada les recuerdo a este cuarteto calavera por si les pasa por la cabeza organizarles unos ongi etorris con castellers o caganers oliendo a Països Catalans.

Mis queridos votantes baleares no afectados por el virus guerracivilista, les recuerdo dos titulares de esta casa, que de las otras, de tan apesebradas, no hay garantías: El PSOE de Armengol se resiste a apoyar una comisión de investigación en el Parlament sobre la trama balear del ‘caso Koldo’ y La abogada jefe del Govern Armengol, exdiputada del PSIB-PSOE, bendijo la compra de las mascarillas fake. Añadiré que tildó de desleal a la Oficina Anticorrupción, por avisar de la sospecha de irregularidades en esa compra.  

El 9 de junio tenemos la oportunidad de contribuir a cerrar el camino a los candidatos -o candidato- socialistas baleares para ocupar un escaño en el Parlamento Europeo. El desplome de los socialistas, su desaparición, es un imperativo moral hasta que no se renueve en profundidad este PSOE, aquí PSIB-PSOE, ambos que son lo mismo nauseabundos promotores del Pacte de Progrés, primero en Baleares los últimos ocho años, después en Madrid, de lo que tanto se congratulaba esta infiltrada de Esquerra Republicana de Cataluña, conocida por el alias de Francina Armengol.