Opinión

A la caza de un periodista

En 2015 le robaron el teléfono a Dina Bousselham, asistente de Pablo Iglesias en el parlamento europeo. En el teléfono había información privada y datos de interés público que afectan al político, siendo estos últimos difundidos en exclusiva por OK diario, cómo otras que lleva protagonizadas desde su nacimiento. “Azotaría a Mariló Montero hasta que sangrase”. Frase relevante pronunciada por el líder de Podemos porque traslada un discurso feminista en público y este otro, misógino, en privado.

Difundir esa noticia, destapar que Iglesias no vive en un piso en Vallecas sino en un casoplón, descubrir la financiación que han tenido él y su fundación CEPS desde Venezuela, su trabajo a sueldo de una tv iraní, entre otras varias, han colocado al director de OKDIARIO en el centro de la diana a la que disparan determinados actores políticos y mediáticos en España. Tratan de abatir civilmente a quien destapa corrupciones de cualquier partido político, de cualquier ideología, y que no acepta el pensamiento único que la casta impone como políticamente correcto.

Asistimos a una campaña contra un periodista en la que participan partidos políticos de izquierda, independentistas, filoterroristas, un magnate de la comunicación, el Gobierno, unidades policiales, el CNI, la fiscalía anticorrupción, medios públicos y privados de distinta línea editorial e ideología que quieren callar a Eduardo Inda a cualquier precio. Que haya difundido en los últimos años infinidad de exclusivas, “bombas” informativas que han afectado a la Monarquía, el PP, el PSOE y gobiernos de ambos partidos sin atender a las presiones habituales de los poderosos señores de la casta institucional lo han señalado. Sobre la Monarquía y su anterior responsable existe una línea roja que si traspasas te convierte en enemigo de personas con tanto poder como ausencia de escrúpulos morales. La profesión periodística ejercida con independencia siempre ha sido una profesión de riesgo, pero denunciando “trapos sucios” de la Monarquía, más.

Se ha escrito que a Villarejo le intervinieron en su domicilio el teléfono robado a Dina Bousellham. Falso. Se trata de insertar en la memoria colectiva que Villarejo, por órdenes del Gobierno del PP y con algún periodista cómplice (señalando a Inda) ha robado el teléfono para difundir su contenido. Una vez lanzada esa mentira es difícil que la verdad se abra camino, pero a duras penas lo consigue. El robo del teléfono fue por un delincuente común, por alguien en desacuerdo con la propietaria del mismo, con su líder podemita, por celos o por venganza, pero no hay un solo dato que señale a un robo desde cloacas del Estado. En todo caso, desde cloacas de Podemos. Villarejo recibió un pendrive con información de dicho teléfono a través de Alberto Pozas, director de Interviú entonces y hoy segundo del área de comunicación del Gobierno socialista. Pablo Iglesias declara que recibió un pendrive con información del teléfono robado del presidente del Grupo Z, Antonio Asensio, al que pertenecía la revista Interviú. Habían preparado el patíbulo para una ejecución pública de Inda y resulta que no había caso.

Quedan en evidencia los sucios intereses que mueven a periodistas que siempre “disparan” en la misma dirección, medios de comunicación, Roures, Iglesias, el Gobierno de Pedro Sánchez y quienes actúan a sus órdenes (CNI, Policía., fiscalía…) además de otras personas y organismos muy poderosos, tratando de cercenar una voz libre del periodismo en España. La única que destapa trapos sucios del Rey abajo y de cualquier partido político. Como quedan muchas cloacas por destapar, hoy es más necesario que nunca el periodismo de investigación de OKDIARIO.