Campanadas de sectarismo sanchista en TVE

Campanadas TVE

Las campanadas de Fin de Año en TVE han venido envueltas de un gratuito pero intencionado ataque a los sentimientos católicos, al mostrar uno de los presentadores, LalaChus, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en la que aparecía la vaquilla del programa Gran Prix. La gracieta, lejos de ser una muestra de ironía e ingenio, no es otra cosa que la recurrente ofensa contra la religión católica, el manido recurso de los que tratan de esconder su mediocridad ofendiendo a las creencias de millones de españoles. Ha sido, como no podía ser de otra manera, en la televisión pública, convertida de nuevo en el laboratorio de pruebas del sanchismo, en la máquina de fabricar inquina de un Gobierno que ha decidido convertir sus terminales mediáticas en generadoras de odio. El ataque a los sentimientos católicos es el recurrente recurso de una izquierda que ha decidido llevar al límite su plan de ruptura.

Habrá quien piense que lo ocurrido carece de importancia, que estamos ante una broma de mal gusto como mucho, pero no es verdad: cuando las ofensas se ceban en los sentimientos católicos de manera sistemática es porque todo forma parte de ese plan de la izquierda consistente en tratar de imponer su sectario código de valores asaltando principios tan elementales en democracia como el de la libertad religiosa. De manera estúpida, absolutamente gratuita, en la televisión pública se ha ofendido a millones de españoles y la respuesta de los responsables ha sido ninguna. El progresismo consiste en eso: en vender de manera falsaria una serie de valores que, en realidad, no son otra cosa que una descomunal mentira. En el fondo, estamos ante un plan de ruptura que lo que busca es imponer su particular visión totalitaria de la sociedad española en el que la iglesia católica también es un enemigo a batir.

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