Opinión

Barbie Hamás puede estar tranquila

Los aproximadamente 500 ultras de extrema izquierda, tripulantes de las 52 embarcaciones que integran la flotilla pro-Hamás, que han pasado las últimas semanas de vacaciones en el mar, haciendo un crucero con escalas estratégicas en los muelles de Palma de Mallorca, Menorca, los mejores puertos italianos y las paradisíacas islas griegas, cantando, bailando, fumando y bebiendo de todo y subiendo selfis y vídeos a sus redes sociales, como la rubia Barbie Hamás, poniendo morritos; pueden estar tranquilos porque, como bien sabían ellos antes de partir, están en manos de la única democracia real de la zona, cuyo ejército cumple con los mejores estándares humanitarios y no van a permitir que caigan en manos de los terroristas de Hamás que dominan las playas a las que estas embarcaciones hacían como que se dirigían donde, de conseguirlo, habrían acabado tan mal como las cientos de mujeres que fueron violadas, torturadas y asesinadas por esos hijos de Satanás con los que Israel está a punto de acabar legítimamente.

Pueden estar tranquilos, por muy campanudo que se ponga el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, citando a la encargada de negocios de Israel en España, Dana Erlich, que sustituye en la práctica a su embajadora, Rodica Radian-Gordon, quien fue llamada a consultas hace un año por el Gobierno de Benjamin Netanyahu, en protesta por la decisión del Ejecutivo de reconocer el Estado palestino. Dice Albares que los ultras de extrema izquierda españoles que se integran en la flotilla proterrorista, como la extremista Barbie Hamás, son ciudadanos «pacíficos» y «solidarios», que trataban de llegar a la zona de guerra con un objetivo «única y exclusivamente humanitario», «que no representa ninguna amenaza para Israel». A pesar de que la propia Dana Erlich ha afirmado que «no hay duda de que la flotilla está conectada a los líderes de Hamás y está recibiendo su apoyo», de lo que Israel ha presentado pruebas documentales.

Si en realidad la flotilla proterrorista tuviera fines humanitarios, habría aceptado la propuesta de Israel de entregar la simbólica ayuda humanitaria que dicen que llevan en el puerto seguro de Ashkelon, para que desde allí pudieran encargarse del traslado del material hasta Gaza después de revisar su contenido; como hacen cada día con el equivalente a 20 veces la ayuda que ellos dicen que transportan y que son apenas 250 toneladas, frente a las 5.000 toneladas de ayuda que Israel hace llegar a Gaza cada día. Pero en realidad todos estos activistas de extrema izquierda, entre los que se encuentran la ex alcaldesa comunista de Barcelona, Ada Colau; la desquiciada ultra sueca, Greta Thunberg; y nuestra española Ana Alcalde, más conocida como Barbie Hamás; lo único que quieren es promocionarse en redes sociales y difundir su nazi discurso antijudío y proterrorista.

Pueden estar todos tranquilos. Israel es una democracia plenamente consolidada que cumple estrictamente con todos los protocolos internacionales y garantiza de una forma exquisita los derechos y libertades de todos sus ciudadanos, tanto árabes como judíos. En manos del ejército de Israel todos estos ultras de extrema izquierda están absolutamente seguros y protegidos, por muy nazis antijudíos que sean todos ellos. La democracia israelí va a asegurarse de que vuelvan todos sanos y salvos, evitando que caigan en manos de sus sanguinarios amigos, los terroristas de Hamás, conocidos por cómo les gusta violar, torturar y asesinar a quienes se les acercan. Ellos mejor que nadie sabían que no iban a correr ningún riesgo y que pronto veremos a la flotilla basurilla de Barbie Hamás en todos los platós de Tele Pedro, repitiendo sus repugnantes nazistadas antijudías.