Apaño bajo manga

Apaño bajo manga

El Gobierno no debe extender un cheque en blanco a los nacionalistas vascos con tal de que apoyen los Presupuestos Generales del Estado de 2018. Un acuerdo entre Partido Popular y PNV sería idóneo para apuntalar la actual legislatura, especialmente ahora que vivimos en un contexto complicado donde consolidar la recuperación económica y solucionar el golpe de Estado en Cataluña son absolutas prioridades. Sin embargo, el actual Ejecutivo no debe pagar una factura demasiado alta con tal de seguir al frente de España. No es de recibo que el ministro de Energía, Álvaro Nadal, haya usado competencias sustraídas de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para rebajar un 50% la factura eléctrica a las empresas vascas. 

Esa maniobra supone una tremenda insolidaridad con el resto de comunidades autónomas —que además tienen menos recursos— con el único objetivo de contentar a sus potenciales socios. El problema tarifario como rémora de la competitividad de las empresas no es patrimonio exclusivo del País Vasco, ya que es algo que también afecta a Andalucía, Extremadura o Aragón; por citar sólo tres ejemplos de una larga lista. Por mucho que la aprobación de las Cuentas Públicas sea perentoria, no debe suponer un cheque en blanco para que el Partido Nacionalista Vasco consiga tanto como se le antoje. Bien es cierto que la situación actual les beneficia. La crisis en Cataluña los ha convertido en el único socio nacionalista en el que puede apoyarse el Gobierno. Sin embargo, una cosa son las concesiones y otras acuerdos soterrados como éste. 

Los españoles tienen suficiente con el esfuerzo tributario que tendrán que realizar para seguir pagando las consecuencias de la gestión golpista en Cataluña como para que ahora se sumen los privilegios vascos. Además, este tipo de cesiones económicas pueden desembocar en otras de ámbito político. No es ningún secreto que la formación presidida por Andoni Ortuzar tiene entre ceja y ceja el acercamiento de los presos etarras al País Vasco. Algo que, desde luego, es una frontera que jamás debe traspasar el Popular Popular, ya que sería una ofensa irreparable a las víctimas del terrorismo. También deben ser especialmente cuidadosos con la unidad de España. Aprovechando la ola secesionista en Cataluña, Urkullu ha insinuado en varias ocasiones que el PNV podría solicitar una consulta similar a la de Quebec en Canadá. El PP debe negociar. Dada su condición minoritaria, incluso ceder. Pero nunca, por el bien de España y de los españoles, regalar.

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