Ahora ya sabemos quién es Francina Armengol

Solamente cabe interpretarlo como un chiste, que el PSIB-PSOE exija al Govern del PP que invierta la recaudación de la ecotasa en el turismo (al contrario de lo que ellos hicieron); asimismo exigir al PP ampliar la cultura democrática (precisamente ellos, que han falseado la historia con su Ley de Memoria Democrática) y no digamos llamar «radicales» a quienes acuden civilizadamente a las multitudinarias protestas ciudadanas para denunciar el golpe de Estado encubierto que encierra el pacto PSOE-Junts, que en pocas semanas aprobará el Congreso de los Diputados por la complicidad del PSOE con comunistas bolivarianos, filo terroristas, golpistas y aspirantes a esto último, a la cabeza el PNV. Lo que no es un chiste es la sumisión lanar de los diputados socialistas, entre ellos los tres de baleares. Tomen nota.
Tampoco es un chiste ver a la secretaria general del PSIB-PSOE, Francina Armengol, sacando pecho como presidenta del Congreso de los Diputados y tercera autoridad del Estado, con la esperanza puesta en reconquistar las instituciones baleares en las elecciones de 2027. ¿De verdad? Ella, que ha hipotecado su dignidad, prestándose a ser delegada del poder Ejecutivo en la sede de la soberanía nacional, eso que ella llama «soberanía popular», o sea el latiguillo de Podemos y de los bolivarianos en su conjunto.
Perdió las elecciones del 28 de mayo por méritos propios, consecuencia de tan fatídica insistencia en inyectar ideología, antes que optar por acometer proyectos de gestión en beneficio de la ciudadanía de Baleares. Entonces, optó por la huida hacia adelante, como otros barones socialistas, eligiendo encabezar la lista al Congreso por Baleares, manteniéndose como secretaria general del PSIB-PSOE para seguir embridando el partido a su voluntad y asegurando de paso su deseado regreso el 2027 para recuperar el Govern de un nuevo Pacte de Progrés, confiando en que la publicidad del nuevo cargo será determinante para alcanzar tan jugosas cuotas de aceptación.
Y le tocó la lotería, en los despropósitos del PSOE, elevada a la presidencia del Congreso de los Diputados por exigencia de los nacionalistas catalanes; es decir, que en absoluto por sus capacidad intelectual y preparación, sino al servicio de jugar el papel de sumisa a la voluntad de Pedro Sánchez. Lo primero que hizo para satisfacer a los separatistas fue imponer el uso del pinganillo, convirtiendo a los diputados españoles en extranjeros en su país.
Conviene recordar que es el Senado la cámara de representación territorial, consecuentemente el lugar donde tiene sentido el uso de lenguas cooficiales mientras en el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional, es el castellano, como lengua oficial del Estado, el idioma de referencia.
Pero no acaban aquí sus despropósitos. Después, condicionó a su voluntad el plazo de Alberto Núñez Feijóo para desarrollar su sesión de investidura, alegando que había consultado con Moncloa su conveniencia. Armengol ya quedaba perfectamente retratada y ahora que nadie se llame a engaño: ya sabemos quién es Francina Armengol. Un exabrupto.
Una vez perdida la investidura de Feijóo, decidió Armengol cerrar a cal y canto el Congreso de los Diputados, a la espera de indicaciones llegadas a la medida de los deseos de Mi Persona, presidente en funciones. Y como consecuencia de ello, el poder legislativo quedaba simplemente a merced de los deseos del poder Ejecutivo hasta nueva orden, lo que introducía sin ir más lejos el primer indicio de la conculcación de la división de poderes.
El siguiente paso, previo a la investidura de Pedro Sánchez, poner a huevo la aprobación de la Ley de Amnistía, eliminando al máximo los controles democráticos. Acto seguido, allanar el camino a Pedro Sánchez para dejar de ser presidente en funciones y convertirse en el primer bolivariano en la Unión Europea. Porque de eso va el procedimiento en curso.
Está claro, dando por cierta esta circunstancia, que si la Unión Europea se muestra incapaz de tomar medidas, lo que parece probable, no se frenarán estos despropósitos, acabándose por entregas el occidente europeo a mayor gloria del nacionalismo; el mismo que acabó en dos guerras mundiales.
En todo este proceso el personaje imprescindible es el de Armengol y en consecuencia es ella quien facilitará la sucesión de acontecimientos para conducirnos al momento más crítico en deconstrucción de la democracia. Francina Armengol, mostrándose incapaz de asumir el cargo con dignidad.
¿Alguien puede pensar que esta mujer, socialista de carnet, aunque de clara vocación independentista, es la adecuada candidata a presidir el Govern de Baleares el 2027? No sabemos qué será de nuestra realidad, si el transcurso del tiempo deviene en una república bolivariana. En cuyo caso, apaga y vámonos. Siempre y cuando no reaccionen las autonomías no alineadas con esta deriva. En cuyo caso, si Marga Prohens juega fuerte sus bazas siempre quedará Baleares para minimizar la autodestrucción que parece avecinarse.
Porque de eso va en última instancia el Estado de las Autonomías. Ejercer su papel de cierto contrapoder una vez transferidas muchas competencias.
Ya sabemos que los socialistas no son fiables. Son traidores, sin remedio, porque pertenecen a una secta no democrática una vez perdida su identidad socialdemócrata y constitucionalista. De manera que de regresar Armengol a mangonear en Baleares, volvería a peor la deriva de la izquierda radical.
El otro día me encontré en el cajero a una conocida que, sin preguntarle, me hizo saber que estaba ansiosa por ver el día en que Pedro Sánchez iba a ser investido presidente. Lo preocupante es que la conocida en cuestión tiene relevantes estudios universitarios y quién sabe si encarnando el prototipo del votante socialista en la actualidad. En fin.