Presupuestos y estabilidad

Presupuestos y estabilidad

Al margen de lo que está pasando en el Congreso de los Diputados con la moción de censura que ha presentado el señor Pedro Sánchez. A expensas de dónde nos conduzca el resultado de lo que ocurra, lo cierto es que con algo, o bastante, de fondo de música italiana, los Presupuestos Generales del Estado para 2018, con demora ostensible, han obtenido la luz verde. No ha sido un parto elefantino, pero poco le ha faltado. Sobre todo porque, si me lo permiten, la criatura aún no ha salido de la incubadora. En buena lid, los Presupuestos, como el propio vocablo indica, tendrían que ser apriorísticos, pero en el caso de nuestro país no es inusual que se aprueben a destiempo.

En cualquier caso, España dispone de una teórica hoja de ruta —estos días más «teóricas» que nunca— en su política económica y fiscal para 2018 y, según soplen los vientos políticos en lo que resta de año y en el primer tramo de 2019, a la espera de las elecciones que se convocarán, de una cierta estabilidad cara a 2019 —con la posibilidad de que si el patio político anda revuelto se recurra a la impensable prórroga presupuestaria—. De esta guisa, la gobernabilidad del país, sobre el papel, está asegurada hasta la próxima cita electoral de las generales —que podrían cambiar el arco parlamentario y con ello el mapa político— qué en principio, si no hay cambio de planes, sería en 2020. Siempre contando con que la moción de censura no lo haga saltar todo por los aires, claro…

Vivimos tiempos convulsos en los que la aceptación o el rechazo presupuestario viene influenciado por dos tipos de reivindicaciones: las de las autonomías en lo concerniente a las necesidades de la financiación autonómica —asignatura pendiente y que urge superar— y las de la calle con nuestros mayores manifestándose con fuerza y haciendo oír su voz a causa de la cuantía mínima de sus pensiones y de la pérdida de poder adquisitivo sufrida cuando el Indice de Precios del Consumo (IPC) rebota por encima de lo que ha sido la tónica habitual en los últimos años gracias a una tasa de inflación en mínimos.

Ahora, la incógnita lo inunda todo. ¿Qué pasará antes de que termine la semana? ¿Se respetarán las Cuentas Públicas? Tanta duda nos hiere a todos. Miren a la Bolsa, en su caída tienen un indicativo de lo que podemos estar a punto de vivir. Si nuestros queridos políticos se hacen el cargo, Presupuestos y estabilidad deben ir de la mano. Aunque ahora mismo, ¿quién sabe?

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