Macrogranjas marinas en el Mediterráneo: qué comen sus peces y cómo afectan al medioambiente

Greenpeace recorre las costas desde Almería hasta Alicante para documentar la situación de las macrogranjas marinas y tomar muestras de agua

Lubina, dorada y atún son algunas de las principales especies de la acuicultura en España

Para producir una tonelada de alimento son necesarias cuatro toneladas de pescado

  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

La acuicultura ya supone el 57 % de la producción global de pescado, marisco y algas, una actividad que se ha visto como la alternativa a la pesca intensiva en los océanos y mares con las macrogranjas marinas, pero que también pone encima de la mesa serias dudas sobre su impacto en el medioambiente, sobre cómo viven y cómo se alimentan los peces.

Este tema de las macrogranjas marinas ha saltado a la actualidad tras las inmersiones que ha realizado Greenpeace en el litoral español visitando cuatro instalaciones en el Mediterráneo.

Hacinamiento y estrés

Es la primera vez que la organización ecologista realiza esta acción en aguas españolas recogiendo imágenes y muestras en Roquetas de Mar y Villaricos (Almería), y en Guardamar del Segura y Campello (Alicante) con el objetivo de denunciar el maltrato animal y los daños que generan sobre los ecosistemas marinos.

La organización ha comprobado «el estado de hacinamiento y estrés al que están sometidos los peces en las jaulas de confinamiento, algunas de ellas en un estado de conservación y suciedad lamentables, con las aguas turbias y ejemplares muertos en los fondos de las redes».

El sector en cifras

Pero, para seguir contando esta acción, es conveniente saber cómo es el sector de la acuicultura en España. Según  la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR), «la cosecha de la acuicultura en España en 2022 fue de 326.520 toneladas y su valor en primera venta de 760,7 millones de euros».

La especie más abundante fue la de mejillón con 255.218 toneladas (t) en 2022, con un valor estimado de 159,3 millones de euros (M€). Seguida de lubina con 23.622 t y un valor de 181,6 M€, trucha arco iris con 16.328 t con un valor de 43,6 M€ y atún rojo con 10.877 t y un valor de 183,2 M€.

Establecimientos y empleo

En 2021 había 5.182 establecimientos de acuicultura en producción, de los cuales, 4.928 eran de moluscos y 254 de peces, 143 en aguas continentales, 73 en tierra y 38 en viveros.

El empleo en acuicultura en España en 2021 fue de 5.722, si bien esta cifra estuvo distribuida entre 11.364 personas. Aunque aumentaron las UTAS, el número de personas disminuyó con respecto a 2020. La mayor parte de empleados (5.849 personas) fueron no asalariadas (autónomas). En 2021, el número total de mujeres empleadas fue de un 20,3% en comparación con el 79,7% de hombres.

«El cultivo de peces marinos en España en 2022 fue de 58.672 t, un 11,8% más que en 2021 (52.457 t) estimando un valor de esta producción de 527,8 millones de euros, un 36,3% más que en 2021», refleja el sector. La Región de Murcia encabezó la lista con un total de 18.953 t. Según APROMAR se prevé que en 2023 la producción aumentaría alrededor del 10%.

Greenpeace visita las piscifactorías de Roquetas de Mar en Almería para comprobar el impacto de las macrogranjas marinas en la biodiversidad de la zona (Foto: Greenpeace/Joan Costa)

Pienso para peces

Para alimentar a estas especies se necesita pienso, una de las mayores preocupaciones que Greenpeace señala tras su visita a las macrogranjas marinas.

En la investigación, la primera que realiza el velero Witness de Greenpeace en España, se han documentado varias granjas de engorde de lubina y dorada presentes en la costa levantina y se han tomado muestras de agua, que ahora se analizarán en laboratorio.

«Desde la superficie no se ve, pero existe todo un horror de explotación animal bajo las costas españolas», según la entidad, que, al habla con OKGREEN, explicaba que la «pluma de contaminación de estas instalaciones, según te acercabas, no dejaba ver más allá de medio metro por la concentración de residuos que genera una macrogranja».

Para la organización, «la acuicultura industrial en España no es una actividad sostenible, ya que cuenta con un elevado número de establecimientos de especies carnívoras».

Harina para peces carnívoros

En el punto de mira está el pienso que se utiliza para producir o engordar a este tipo de especies en las macrogranjas marinas. «Para alimentarlas, hay que extraer recursos pesqueros para la producción de harina de pescado y productos agrícolas que, en muchos casos, proceden de la deforestación».

Según APROMAR, en 2022 se utilizaron en España 114.177 toneladas de pienso (84,5 %, a peces marinos y el 15,5 a especies continentales). Sin embargo, la asociación extrapola estos datos, significando que «la cantidad de pienso de acuicultura utilizado en España apenas suma el 1 % del total de piensos de ganadería consumidos en este país».

Para Greenpeace, una parte de los piensos contienen soja, uno de los cultivos que más implicados están en la deforestación del planeta, por lo que su uso, su producción, exportación y comercialización tiene una gran huella ambiental.

En España se producen, entre otras especies, dorada, lubina, rodaballo y atún rojo y las proporciones de alimento necesario para hacer crecer a los peces son llamativas.

Macrogranja marina en el Mediterráneo (Foto Greenpeace)

Engorde del atún

Según Greenpeace, en el caso del atún, «hay que tener en cuenta que hacen falta 20 kilogramos de pescado para que engorden 1 kilogramo. Se trata de un producto de lujo, que se exporta en más de un 85 %, principalmente a Japón».

En el caso del resto de las especies, se engordan con harina de pescado, es decir, piensos procesados, similares a los que se dan a las mascotas domésticas.

La organización ecologista calcula que para hacer una tonelada de harina de pescado, se necesitan, aproximadamente, de cuatro a cinco toneladas de pequeños peces pelágicos.

Según Greenpeace, en el periodo 2011-2021, la producción de lubina en España fue de casi 200.000 toneladas y, en el caso de la dorada, de cerca de 140.000 toneladas.

Impacto ambiental

Además, advierten que para evitar infecciones y enfermedades en las piscifactorías se añaden antibióticos a los piensos, unos compuestos fármacos que entran en contacto con el agua y se introducen en la cadena de alimentación.

En cuanto al impacto ambiental, Celia Ojeda, portavoz de Greenpeace, comenta a OKGREEN que, la pluma de contaminación que se desprende de las grandes redes donde se hacinan los peces son en gran parte heces de los propios peces, un reguero que no deja pasar la luz e impide el desarrollo normal de especies como la posidonia.

Debajo de las macrogranjas no crecen estas plantas acuáticas, alimento y refugio de muchas otras especies, un ecosistema que proporciona oxígeno a las aguas y que es refugio para peces, moluscos y crustáceos.

Cambio de modelo

«Están tratando de convencernos de que la acuicultura es la solución a la sobrepesca y esto no es real: las macrogranjas marinas están contribuyendo al colapso de los stocks pesqueros. Las doradas y lubinas de ración no son naturales», según declara Marta Martín-Borregón, responsable de la campaña de océanos de Greenpeace.

«Necesitamos que se cambie el modelo de producción y se proteja la pesca artesanal de bajo impacto como modelo de producción sostenible para la biodiversidad y para nuestra salud», subraya Martín-Borregón,

Al menos el 35 % de los recursos pesqueros están sobreexplotados a nivel mundial y, en el caso del Mediterráneo, esta cifra aumenta hasta el 90 %. La organización medioambiental denuncia que la pesca industrial es nociva, genera unos graves impactos sobre los océanos al devastar los fondos marinos, capturar especies protegidas de forma incidental y tener un elevado porcentaje de descartes.

Qué pescado consumir

Preguntamos cómo pueden los consumidores identificar los peces que salen de estas macrogranjas. Celia Ojeda recomienda comprar peces de temporada, fijarse en el etiquetado, en la pescadería o en el supermercado  para saber si es pescado criado o no, y verificar su procedencia. Cuanto más cercano sea el origen, más sostenible será el pescado y no provendrá del otro lado del planeta.

Desde Greenpeace alertan que «los océanos están sometidos a numerosos impactos que los están llevando al borde del colapso, como la sobrepesca, la contaminación, el cambio climático, las actividades industriales o la pérdida de biodiversidad».

 

Greenpeace pide el fin de las prácticas destructivas de las macrogranjas marinas y exige la protección de los océanos (Foto: Greenpeace/Joan Costa)

Petición al Gobierno de España

Para ello reclaman que se necesita el tomar «medidas urgentes ante los terribles impactos que generan las macrogranjas marinas en España y que se impida la puesta en marcha de nuevos establecimientos acuícolas, como las granjas de atún rojo en Getaria y Castellón o la granja de pulpos de Canarias».

Añade Martín-Borregón la exigencia al Gobierno español de que se implemente el artículo 17 de la Política Pesquera Común, es decir, «que se distribuyan las posibilidades de pesca (cuotas y esfuerzo pesquero) en beneficio de la pesca de bajo impacto y de las comunidades locales».

Así mismo, refleja que con estos métodos de pesca se incluyan «criterios sociales y ambientales en el reparto, como el número de trabajadores o la inyección a la economía local, el aumento de la selectividad, o la reducción de impacto sobre el fondo, siguiendo las recomendaciones científicas para terminar con la sobrepesca. Para asegurar el futuro de nuestros océanos y de los recursos pesqueros, debemos cambiar el modelo de producción, el actual es completamente insostenible».