COP30 en el Amazonas

¿Hipocresía climática? Brasil autoriza una perforación petrolera en el Amazonas poco antes de la COP30

Petrobras aclara que es una perforación exploratoria y no comercial

El 10 de noviembre comienza la cumbre del clima en Belém, en el Amazonas brasileño

El Amazonas está cerca del colapso según varias investigaciones científicas

Esta semana, buena parte de la atención mundial se fijará en la ciudad brasileña de Bélem, situada en plena desembocadura del río Amazonas. Allí se va a celebrar la COP30, una nueva edición de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que en esta ocasión se desarrollará entre el 10 y el 21 de noviembre.

Hablamos de las cumbres internacionales del clima en las que, año tras año, los países se reúnen para negociar y tomar decisiones que nos permitan estar más preparados frente a la emergencia climática. La elección de Belém reviste, además, un evidente carácter simbólico: se trata de poner el foco en la importancia de la selva amazónica para preservar el clima.

En este contexto, llama especialmente la atención que la petrolera brasileña Petrobras haya recibido recientemente la licencia medioambiental del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama) para perforar un pozo exploratorio en aguas profundas frente a Amapá, a 500 kilómetros de la desembocadura del río Amazonas y a 175 kilómetros de la costa.

Tres semanas

Petrobras anunció en un comunicado publicado el 20 de octubre, a apenas tres semanas del inicio de la cumbre de Belém, que había obtenido la licencia ambiental. Según ha precisado la petrolera, la plataforma de perforación ya se encuentra en el emplazamiento del pozo y la previsión es que la perforación comience de inmediato, con una duración estimada de cinco meses.

La compañía insiste en que ha cumplido «todos los requisitos establecidos por Ibama, adhiriéndose plenamente al proceso de concesión de licencias medioambientales». Petrobras también ha matizado que la licencia es para recopilar datos geológicos y evaluar si existe petróleo y gas en la zona que sea interesante explotar, cuestión que no está confirmada.

La concesión de la licencia supone el punto y final a un discutido proceso que se extendió por casi cinco años y al que se oponían las organizaciones ecologistas, que afirman que se perforará un área de extrema sensibilidad por albergar reservas ambientales, territorios indígenas, manglares y arrecifes de coral, así como una variada diversidad marina que incluye a especies en peligro de extinción.

Transición energética

Para los ecologistas, la decisión del Ibama supone, de hecho, un retroceso en la política medioambiental brasileña que llega, además, pocos días antes de la COP de Belém, que en teoría iba a servir para poner de manifiesto la agenda verde del presidente Lula da Silva, centrada en su apuesta por la transición energética.

Por su parte, el mandatario brasileño se muestra a favor de la exploración petrolera en el Amazonas, que es un claro ejemplo de la manera en que Lula entiende el proceso de descarbonización. Su idea que el país sudamericano emplee los ingresos del petróleo precisamente para financiar la transición hacia fuentes renovables.

El presidente de Brasil, Luiz Inázio Lula da Silva.

Cerca del colapso

Los ecologistas contrarios a estas exploraciones señalan que el Amazonas no es sólo una vasta masa forestal. Su selva, considerada como el pulmón del planeta, es un elemento central del sistema climático global que, además, está cada vez más amenazada.

Así lo avisan también estudios recientes, como el realizado entre las universidades de Cambridge (Reino Unido) y Amsterdam (Países Bajos), cuyo título es ciertamente elocuente: La deforestación podría llevar a la Amazonía al borde de un punto de inflexión ante el cambio climático futuro.

Deforestación y sequía

«El impacto combinado de la deforestación y la reducción de las precipitaciones debilita la resiliencia del bosque», explican los investigadores en el paper, que lanzan otra preocupante advertencia: «Si las tendencias actuales continúan, el sistema amazónico podría alcanzar un punto de inflexión crítico en este siglo».

Este posible colapso convertiría a uno de los principales sumideros de carbono del planeta en algo muy diferente a lo que es hoy. «La deforestación y la disminución de las precipitaciones pueden transformar la Amazonía de una exuberante selva a un paisaje más árido, similar a la sabana», insisten los científicos.

Los autores de la investigación también hacen un llamamiento para actuar de forma decidida para impedir este desenlace: «Nuestros hallazgos resaltan la urgente necesidad de limitar la deforestación y mitigar el cambio climático para garantizar la salud y la estabilidad a largo plazo de la selva amazónica».

Plataforma de perforación petrolífera.

Al límite

El pozo exploratorio de Petrobras no garantiza que vaya a extraerse petróleo de manera industrial en la zona. Pero su mera aprobación abre la puerta a futuras licencias para la posible explotación de un ecosistema amazónico que, como recalca el estudio citado, está al límite en estos momentos.

Lo que está en juego no es, por tanto, la imagen de Brasil o de la cumbre del clima, sino el futuro del propio Amazonas, que debe ser protegido por su innegable valor ambiental, y también por el riesgo de que perdamos un escudo fundamental contra el cambio climático.

De hecho, la evidencia científica más reciente muestra que la capacidad de la Amazonía como sumidero de carbono está disminuyendo, hasta el punto de que, en algunas zonas, ya podría estar emitiendo carbono neto en lugar de absorberlo. Evitar que continúe este proceso de degradación debería ser uno de los objetivos de la cumbre de Belém y de todos los gobiernos allí presentes.