Claves para congelar el marisco esta Navidad
El marisco es ese tipo de alimento que gana valor durante las fiestas de Navidad año tras año. No se puede concebir una cena navideña sin algún tipo de marisco puesto en el menú, un alimento que contiene numerosas bondades que son positivas para nuestro organismo, además de su sabor inigualable para cualquier cena que se precie en estas fechas.
Por eso, durante estas fiestas, el marisco es uno de los alimentos más demandados por las familias españolas, y esto hace que debamos hacer una previsión para que los días se nos vengan encima y nos quedemos sin este exquisito manjar.
Lo mejor es comprar el marisco con cierto tiempo de margen y no esperar al último día para ir a la pescadería para comprar nuestro marisco. La mejor opción es comprar el marisco fresco y congelarlo. Según expertos en nutrición, el marisco es un tipo de alimento que puede conservarse muy bien durante tres y cuatro semanas congelado, aunque debemos tener en cuenta qué tipo de marisco compramos para saber cómo ha de congelarse.
Dime qué marisco compras y te diré cómo congelarlo
Durante la Navidad, la compra de marisco se acelera con respecto al resto del año. Como decimos, este tipo de alimento es un producto muy típico para aderezar las cenas de Nochebuena y Nochevieja, pero debemos saber cómo congelarlo una vez comprado fresco.
Productos como las nécoras, centollos y bogavantes, los considerados crustáceos grandes, lo mejor es comprarlos vivos, totalmente frescos. Antes de meterlos en el congelador, los coceremos y después cubrirlos con papel film o meterlos en una bolsa cerrada especial para congelar.
Respecto a aquellos mariscos como las gambas o los langostinos, lo mejor sería congelarlos de manera cruda, una vez comprados. La cigala sí es recomendable que se cueza antes de ser congelada, para así evitar que la cabeza se resienta y se ponga mala. Sellaremos bien cada uno de los mariscos que congelemos, sabiendo que pueden aguantar hasta seis meses en el congelador.
Por último crustáceos más pequeños como mejillones, almejas o los berberechos lo mejor es que las congelemos en crudo, y deben estar vivos en el momento de la compra. Sin embargo, mariscos como las ostras y los percebes, no pueden ser congeladas en ningún caso y deben ser consumidas cuando las compramos, sobre todo porque perderán gran parte de sus características positivas.
La otra opción para asegurarnos que el marisco va a estar en buen estado es comprarlo ya directamente congelado, aunque su sabor puede no ser tan natural y limpio como cuando los cocinamos después de comprarlos frescos.
Descongelar para cocinar
Cuando hayamos elegido qué tipo de marisco vamos a preparar en nuestra cena de Navidad o de Fin de Año, debemos saber cómo descongelarlo para después cocinarlo de manera perfecta y que nuestros invitados queden satisfechos con nuestro menú.
Primero debemos distinguir entre aquellos mariscos que antes de congelarlos han sido cocidos o no. Los que han sido cocidos previamente deben ser descongelados en el propio frigorífico y lo mejor es hacerlo 24 horas antes de que vayan a ser cocinados. Aunque este tipo de mariscos suelen aguantar muy bien durante dos o tres días en el frigorífico, lo mejor es cocinarlos una vez se hayan descongelado por completo.
Por el contrario, aquellos mariscos que han sido congelados de manera cruda, también deben ser descongelados en el frigorífico, pero lo ideal sería cocinarlos inmediatamente después de que han sido descongelados ya que estos mariscos no suelen conservarse demasiado bien una vez descongelados.
Así pues, durante nuestra cena de estas navidades debemos tener muy claro qué tipo de marisco hemos comprado para saber qué tipo de congelación y descongelación debemos hacer para luego cocinarlos de manera adecuada y que acaben por ponerse malos en nuestro frigorífico.
¿Qué hacer si me sobra marisco descongelado?
Por último, si en nuestra cena, como suele ser bastante común en estas fechas, hemos calculado mal y hemos comprado demasiado marisco, una vez descongelado no podemos volver a congelar ninguno de estos alimentos ya que sería muy perjudicial para nuestra salud si después volvemos a descongelarlos.
Por eso, lo mejor es intentar no desaprovechar nada de lo que nos sobre. Para esto podemos recurrir a la cocina de aprovechamiento y crear otras recetas a partir de estos mariscos sobrantes de nuestra cena de Navidad.
Por ejemplo, con los mejillones y berberechos podemos hacer paté; con el salmón, podemos cocinarlos y hacer rollitos de salmón.
Con el marisco más clásico, siempre está muy bien desarrollar cualquier tipo de caldo que puede venir muy bien para el día siguiente de nuestra cena de Nochebuena o Nochevieja. Igualmente, las cremas de marisco pueden convertirse en un gran aliado de nuestras comidas los días siguientes a la descongelación, por lo que podemos aprovechar gran parte de su sabor para una nueva comida en estas fiestas.