Conducir

Lo hacemos todos y no sirve de nada: el aviso de un matemático experto sobre la velocidad a la que conducimos

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Vivimos en una sociedad donde la inmediatez y la velocidad están sobrevaloradas. Desde lo que comemos hasta cómo nos desplazamos, todo gira en torno a hacerlo «más rápido». En la carretera, esta mentalidad se traduce en conductores que, convencidos de que llegarán antes, pisan el acelerador sin reparar en los riesgos. Muchos creen que circular por encima de los límites de velocidad establecidos les permitirá ganar minutos en su trayecto. Pero, ¿realmente merece la pena? ¿Es ese ahorro de tiempo tan significativo como pensamos? Un profesor de matemáticas ha decidido comprobarlo empíricamente y el resultado es tan sorprendente como revelador.

José Ángel Murcia, conocido divulgador matemático, ha compartido recientemente una explicación sencilla pero contundente que desmonta uno de los mitos más extendidos entre los conductores: que ir más rápido implica un ahorro de tiempo proporcional. Con cálculos claros y ejemplos cotidianos, demuestra que a medida que aumentamos la velocidad, el beneficio en tiempo se reduce hasta volverse prácticamente insignificante. Y lo más grave: este «ahorro» viene acompañado de un riesgo desmesurado, tanto para la seguridad como para el bolsillo.

¿Ir más rápido implica llegar antes? Los números no engañan

En un vídeo viral de TikTok, este profesor de matemáticas plantea una cuestión aparentemente simple, pero que muchos pasan por alto: ¿realmente se gana tanto tiempo cuando se conduce a 140 km/h en lugar de 120 km/h?

La comparación parte de un cálculo básico. Si conduces a 60 km/h, tardas exactamente un minuto en recorrer un kilómetro. Si duplicas esa velocidad, a 120 km/h, el tiempo se reduce a 30 segundos por kilómetro. Pero si aumentas a 140 km/h, apenas ahorras 4 segundos por kilómetro respecto a ir a 120 km/h. ¿Qué representan cuatro segundos? Prácticamente nada.

El profesor lo resume con un concepto matemático muy visual: la curva inversa. Cuanto más aumentas la velocidad, menor es la ganancia de tiempo por cada kilómetro adicional. Esto significa que pasar de 60 a 80 km/h puede suponer una reducción notable de tiempo, pero pasar de 120 a 140 apenas se nota. En cambio, el riesgo se dispara.

La falsa percepción del ahorro

Este fenómeno se explica porque muchas personas tienden a sobrevalorar el impacto del aumento de velocidad sin considerar las matemáticas básicas. Pensamos que ir 20 km/h más rápido nos hará llegar mucho antes, pero no es así. Por ejemplo, en un trayecto de 100 km:

Sí, te ahorras siete minutos. Pero, ¿merece la pena asumir más riesgo, exponerse a una multa, gastar más combustible y castigar el motor del coche por menos de 10 minutos?

Y esto sin considerar factores externos como atascos, semáforos o tráfico, que terminan neutralizando cualquier ventaja obtenida en tramos rápidos. A menudo, los conductores aceleran en autopistas para después detenerse en un peaje, en una rotonda o ante un semáforo. Lo ganado se pierde en el siguiente tramo.

Más velocidad; más consecuencias

Uno de los puntos clave que destaca este análisis matemático es que el riesgo no crece de forma proporcional a la velocidad, sino exponencialmente. A mayor velocidad, el tiempo de reacción disminuye, la distancia de frenado aumenta y la gravedad de cualquier impacto se multiplica. Además, la probabilidad de cometer un error (propio o ajeno) y que tenga consecuencias graves es mucho mayor.

La DGT advierte que circular a 140 km/h en lugar de 120 implica un aumento significativo del riesgo, tanto para los ocupantes del vehículo como para otros usuarios de la vía. Y en caso de accidente, las posibilidades de supervivencia se reducen drásticamente. De hecho, a partir de ciertos umbrales, el cuerpo humano simplemente no resiste los impactos, por muy moderno que sea el coche.

Otro aspecto que muchos pasan por alto es el consumo de combustible. A partir de 100 km/h, cada incremento de velocidad supone un aumento considerable en el gasto. Circular a 140 km/h no solo te hace llegar unos minutos antes, sino que también incrementa el consumo entre un 15% y un 30%, dependiendo del tipo de vehículo.

Además, a esa velocidad el coche sufre más: los neumáticos se desgastan más rápido, el motor trabaja a mayor exigencia y las revisiones se vuelven más frecuentes. A eso súmale las posibles multas por exceso de velocidad, que en algunos casos pueden derivar en la retirada de puntos o incluso en la imputación por un delito contra la seguridad vial. ¿Realmente merece la pena ese ahorro de tiempo?

Los datos, las matemáticas y la experiencia coinciden en algo: ir más rápido no compensa. Los beneficios en tiempo son marginales, mientras que los costes pueden ser enormes. Conducir dentro de los límites no es solo una cuestión legal, sino también de lógica y sentido común.

Así que la próxima vez que sientas la tentación de pisar el acelerador, recuerda que llegar cinco minutos antes no vale una multa, un accidente ni el estrés que genera conducir al límite. A veces, lo más inteligente es levantar un poco el pie.