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Esto es lo que tienes que hacer si estás en el campo y un mastín va a por ti: lo dice una pastora

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

¿Sabrías cómo actuar si estás en el campo y, por alguna razón, un mastín va a por ti? Generalmente, lo mastines, al igual que otro perros de pastoreo, no suelen atacar a las personas. Ahora bien, son muy protectores, por lo que si observan alguna amenaza sobre los animales a los que vigilan, pueden mostrarse muy agresivos. Durante la época estival, son muchas las personas que se animan a dar paseos por el campo o a hacer rutas de montaña, por lo que es importante tener cuidado con los lugares por los que se circula.

Nazaret Martín, una joven ganadera de la Sierra de Gata, ha compartido sus conocimientos en YouTube, ofreciendo una serie de consejos sobre cómo actuar en este tipo de situaciones. Lo más importante es mantener la calma: «Lo que nunca se puede hacer, bajo ningún concepto, es empezar a correr, ponerse nervioso, empezar a gritar y tirar palos, objetos o piedras… Porque eso fomenta la agresividad del perro», señala.

¿Cómo actuar si un mastín va a por ti?

Nazaret Martín comenta que «la gente el otro día y ahora encima que vive en el verano, el turismo y todo, me decía: «¿qué hago, qué hago si voy a hacer una ruta y me salen unos mastines al camino?» Muchas personas que, desconociendo las dinámicas del pastoreo y la función de estos animales, se encuentran con situaciones que podrían percibir como peligrosas.

En primer lugar, explica que «lo que nunca se puede hacer bajo ningún concepto es echar a correr, ponerse nervioso, empezar a gritar o tirar de objetos a los perros, ya sean palos, piedras o cualquier cosa, porque eso fomenta la agresividad del perro en esos momentos».

Asimismo, aclara que «un perro simplemente te ve como un extraño y ladra para echarte, porque el mastín no busca la confrontación». Sin embargo, advierte que con actitudes inapropiadas, «lo que estás haciendo precisamente es fomentar que el perro se ponga más agresivo». En otras palabras, el comportamiento del mastín es una respuesta defensiva, y no un reflejo de agresividad innata.

La ganadera recomienda que quienes hagan rutas en bicicleta eviten «zonas de ganado» porque «los mastines se ponen locos con las bicis». En caso de encontrarse con un mastín, aconseja que se debe «mantener la calma, seguir andando o bien darte media vuelta y alejarte tranquilamente».

Además, señala que es fundamental «no acercarse a los perros, no tocar a los cachorros, no echarles de comer, porque si no, los animales cogen malas costumbres y luego no le sirven al ganadero».

Otro aspecto fundamental que destaca Martín es la manera en que el ganadero observa y cuida del ganado. Ella explica que «cuando están ellas así, tú vas andando entre ellas y vas fijándote si tienen algo; y en caso de que tengan algo, hay que llevarla a la finca, encerrarla, curarla, etcétera».

En este sentido, las recomendaciones de Nazaret Martín ofrecen una guía clara para quienes desean disfrutar de rutas de senderismo o ciclismo en zonas de pastoreo. Según la creadora, la instrucción de «mantener la calma, no provocar al animal y respetar la distancia» establece un marco de convivencia que protege tanto a los humanos como a los animales.

La creciente afluencia de turistas durante el verano y la expansión de actividades al aire libre incrementan la posibilidad de encuentros con mastines, por lo que la orientación de expertos como ella resulta fundamental. Su experiencia permite anticipar problemas y ofrecer soluciones preventivas, asegurando que la interacción entre personas y animales se mantenga segura y respetuosa.

Por otra parte, las observaciones de Martín evidencian la complejidad del trabajo de pastoreo y la responsabilidad que implica cuidar del ganado. La función del mastín no se limita únicamente a proteger; también forma parte de un sistema donde la vigilancia, la prevención y la intervención rápida son esenciales.

Finalmente, la enseñanza más importante que se desprende de sus explicaciones es la necesidad de un entendimiento respetuoso entre humanos y animales. Seguir sus recomendaciones sobre cómo actuar frente a un mastín, evitar el contacto con cachorros, mantener la calma y retroceder en bicicleta no solo ofrece pautas prácticas, sino que también refleja la filosofía de convivencia que caracteriza al pastoreo tradicional. De esta manera, los encuentros con estos perros pueden ser seguros, evitando conflictos y promoviendo una relación basada en el respeto mutuo.

En conclusión, la experiencia de Nazaret Martín ofrece una visión integral sobre cómo interactuar con mastines durante el pastoreo y en entornos rurales. Sus indicaciones permiten comprender que «el mastín no busca la confrontación», que la calma y la prudencia son esenciales, y que respetar la función de estos perros es fundamental para la seguridad de todos. Seguir sus consejos protege al ser humano y, al mismo tiempo, preserva la eficacia y la armonía del trabajo ganadero tradicional.