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El aviso urgente de un médico si tomas atún en lata a menudo: «Daño neuronal y estrés oxidativo»

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El atún en lata es, desde hace décadas, un alimento indispensable en la mayoría de hogares gracias a su versatilidad y su larga vida útil. Combina a la perfección con ensaladas, arroces, pastas, e incluso platos más elaborados. Además, gracias a su alto contenido en proteínas, así como en vitaminas del grupo B y ácidos grasos omega-3, se considera saludable. Sin embargo,  la clave no está solo en su calidad nutritiva, sino en la frecuencia con la que se consume.

En este contexto, el médico Manuel Viso lanza la siguiente advertencia: «Si tu dieta se resume en abrir una lata de atún y tirar para adelante. Entonces tenemos que hablar, porque aunque parezca sano, comerlo casi a diario no es una buena opción, ya que este pescado acumula mercurio, un metal pesado que tu cuerpo elimina con dificultad». Y añade: «Tu organismo lo va acumulando, afectando principalmente el sistema nervioso, daño neuronal y estrés oxidativo, produciendo retraso cognitivo, problemas de atención, alteraciones de la memoria, disminución del coeficiente intelectual, alteraciones motoras y hasta alteraciones de lenguaje. Todo este daño aún es mayor en niños pequeños y en mujeres embarazadas».

Los riesgos del atún en lata para la salud

En términos nutricionales, el atún en lata aporta proteínas de alta calidad, fáciles de digerir y completas, vitaminas del grupo B, esenciales para el metabolismo energético, minerales como fósforo, magnesio o selenio y omega-3, especialmente EPA y DHA, que contribuyen a la salud cardiovascular y cerebral.

El problema aparece cuando el consumo deja de ser ocasional y se convierte en un hábito diario. El mercurio, especialmente en su forma orgánica (metilmercurio), se acumula en los tejidos y afectar al desarrollo neurológico en el embarazo y la infancia.

La nutricionista Leticia Zoé, conocida por su labor divulgativa en redes sociales, explica que la clave para reducir el riesgo está en entender qué tipo de atún estamos comprando. Muchas personas no saben que «atún claro» y «atún» no son lo mismo:

En las etiquetas, el listado suele aparecer simplemente como «atún». Por eso, Zoé insiste en que, si el objetivo es minimizar la exposición al mercurio, es preferible elegir latas que indiquen únicamente «atún» en los ingredientes, evitando las que especifican «atún claro».

La advertencia del doctor Manuel Viso

Su mensaje sobre el atún en lata es claro: puede formar parte de la dieta, pero no debe convertirse en la base de ésta debido a los riesgos asociados a la exposición prolongada al mercurio:

Estos efectos son especialmente preocupantes en niños pequeños, porque su sistema nervioso aún está en desarrollo, y en mujeres embarazadas, ya que el mercurio puede atravesar la barrera placentaria y llegar al feto.

¿Hay que dejar de comerlo? Viso lo explica con una metáfora sencilla: el atún puede ser «un buen amigo», pero no debería ser «una pareja estable».

El atún en lata sigue siendo un alimento práctico y nutritivo, pero como recuerdan diversos expertos, hay que consumirlo con responsabilidad. Su aporte de omega-3 y proteínas es indudable, pero la moderación es clave. Gracias a la divulgación de profesionales como Leticia Zoé y el Dr. Manuel Viso, cada vez son más las personas que aprenden a interpretar las etiquetas, a distinguir entre distintas especies y a tomar decisiones informadas para cuidar su salud. El atún en lata puede seguir siendo un aliado en la cocina, siempre que no se convierta en el protagonista de la dieta.

Recomendaciones de consumo por presencia de mercurio

El mercurio es un contaminante medioambiental que aparece en el pescado en forma de metilmercurio, y la cantidad presente en cada especie está directamente relacionada con su posición en la cadena trófica; por lo tanto, los peces depredadores, de gran tamaño y más longevos, como el pez espada, el tiburón, el atún rojo o el lucio, acumulan concentraciones más altas.

El mercurio puede presentar riesgos para la salud, especialmente porque afecta al sistema nervioso central en desarrollo. Esto puede ocurrir por exposición directa derivada del consumo de determinados alimentos o indirectamente, ya que el mercurio puede atravesar la placenta y también estar presente en la leche materna.

Aun así, es importante destacar que comer pescado es seguro, ya que en la Unión Europea existen límites máximos de mercurio que deben cumplirse obligatoriamente. Además, el consumo de pescado aporta numerosos beneficios, entre ellos proteínas de alto valor biológico, nutrientes esenciales y ácidos grasos omega-3.