Turquía y Rusia, a las puertas de una guerra en Idlib
La provincia de Idlib, ubicada al noroeste del territorio sirio, está siendo escenario del recrudecimiento de la violencia entre Turquía y Rusia, que apoyan a bandos enfrentados en la guerra civil siria. Mientras la política de Ankara gira en torno a sus pretensiones expansionistas y al objetivo de eliminar a las milicias kurdas, las Unidades de Protección Popular (YPG, por sus siglas en inglés), Moscú ha mostrado siempre su alianza con el Ejército sirio de Bashar al-Asad y, más recientemente, con las YPG, una vez que Estados Unidos anunció su intención de retirarse del territorio dejando a las milicias sin apoyo frente a las ambiciones de Recep Tayyip Erdogan.
Sin embargo, hasta estas últimas semanas, su rivalidad no había traspasado la barrera del enfrentamiento directo, aunque siempre a través de Siria. El pasado 3 de febrero, un ataque sirio, a instancias de Moscú, acabó con la vida de siete soldados y un civil turcos. Este martes, otra ofensiva lanzada por Damasco se cobraba la vida de cinco efectivos turcos en una base militar en Idlib. En respuesta, Ankara derribaba un helicóptero militar sirio, matando a los dos pilotos, en la aldea de Qaminas, al sureste de Idlib.
Esto ha provocado una escalada de tensiones que ha estado marcada fundamentalmente por las amenazas. Así, este miércoles, Erdogan ha advertido a su homólogo sirio de que, “de ahora en adelante, ningún elemento militar estará a salvo en tierra o en el aire en Idlib”. “No dudaremos en atacar objetivos que representen una amenaza directa para nuestros soldados en la zona”, ha asegurado el presidente turco en unas declaraciones recogidas por el medio local Daily Sabah. En la misma intervención, Erdogan ha acusado a Siria, a Rusia y a las milicias vinculadas a Irán de masacrar civiles en la zona y ha justificado el refuerzo de la presencia militar turca como la única vía para garantizar la estabilidad en el país, necesario para proteger los intereses de Ankara. “Si el régimen o las organizaciones obtienen el control total sobre Siria, entonces la seguridad y la estabilidad se verán amenazas […] Turquía sólo estará segura si se establece la seguridad en Siria”, ha indicado al respecto.
Por ello, el mandatario turco le ha advertido a Al-Asad de que o repliega a sus fuerzas por detrás de los puestos de observación turcos o enfrentará consecuencias para finales de este mes de febrero. “Cuanto más ataquen a nuestros soldados, mayor será el precio que pagarán”, ha insistido.
Listos para responder
La reacción siria no se ha hecho esperar: “Estamos listos para responder a las agresiones del Ejército turco en su ocupación”, han asegurado desde Damasco. “Los ataques turcos no tendrán éxito en la protección del terrorismo armado y no disuadirán a nuestro Ejército de perseguir sus hostilidades en la gobernación de Idlib para reestablecer la seguridad y la estabilidad en toda la extensión de la geografía siria”, se puede leer en un comunicado publicado por el Comando General de las Fuerzas Armadas Sirias.
En esta misma línea se ha manifestado Rusia, que ha lanzado un mensaje amenazante a Turquía. “No podemos sentarnos y esperar a lo que sucederá en Idlib, en un momento en que las posiciones de las fuerzas sirias y las nuestras, incluida la Base de la Fuerza Aérea de Hmeimin, [ubicada en la provincia de Lataia, al noroeste del país] están sujetas a bombardeos diarios y ataques con drones”, ha aseverado el director del Departamento de Organizaciones Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, Pyotr Ilyichov. De hecho, este martes, el sistema de defensa antiaérea de dicha instalación repelió una ofensiva con dos drones lanzada por las milicias rebeldes desde el territorio controlado por “radicales en la zona de distensión de Idlib”, según informó el jefe del Centro para la Reconciliación en Siria, Yuri Borenkov, en Sputnik.
“Rusia no puede permanecer indiferente frente a la agresión turca contra Idlib, mientras presagia una crisis y más tensiones en las relaciones entre los dos países”, explican expertos locales en Al-Ain.
Ilyichov también ha hecho referencia al Acuerdo de Astana de 2017 entre Turquía y Rusia, por el que se estableció, por primera vez, una zona desmilitarizada en el territorio sirio y por el que se prohibieron, expresamente, los actos de agresión. “En el memorando hubo detalles muy importantes, bajo los cuales Turquía se comprometió a separar a la oposición moderada de los terroristas y a establecer una zona desmilitarizada, así como la libertad de paso a través de las carreteras internacionales, pero nada de esto se ha hecho en los últimos dieciocho meses”, ha criticado el funcionario ruso.
700.000 desplazados
Mientras, la catástrofe humanitaria acucia. Más de 700.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, la mayoría mujeres y niños, y otras 280.000 más pueden convertirse también en desplazados si la lucha continúa. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) ha advertido, en esta línea, de que nunca antes se había producido en el país un desplazamiento forzoso de tanta población tan rápido. “Idlib está llena de personas que han huido de los combates en otras aéreas […] Tiene la mayor concentración de desplazados internos en el mundo, por lo que se necesita urgentemente el cese de las hostilidades. Si no, se convertirá en un cementerio”, alertan desde Naciones Unidas.