Un Trump renacido tras el atentado llama a «la unidad de los americanos» y sólo nombra a Biden una vez
El Donald Trump que en la noche de este jueves ha aceptado la nominación como candidato republicano a la Casa Blanca, y que salvo descalabro será, de nuevo, presidente de los Estados Unidos de América, no es la misma persona que dirigió la mayor potencia mundial entre 2016 y 2020. El Donald Trump que ayer habló en público por primera vez tras el atentado sufrido el pasado sábado es un hombre renacido, que llama a la unidad y que apela «a todos los estadounidenses, no sólo a la mitad». Precisamente porque el pasado sábado vivió en sus carnes, literalmente, esa única posibilidad que podría apartarle de la Casa Blanca: el asesinato. Trump salvó la vida por milímetros y alumbró un nuevo rol. Envió a la papelera el discurso que tenía preparado para la Convención Republicana, y en la madrugada peninsular de este jueves al viernes, pronunció su nueva declaración de intenciones. Un dato ilustrativo: en hora y media de discurso, nombro una sola vez a Joe Biden, su rival y quien le venció hace cuatro años. «Voy a usar esa palabra, Biden, una sola vez y ninguna más», dijo.
El ego sigue ahí -con el constante uso de la palabra yo-, el exceso en sus proclamas no ha desaparecido. Pero el tono general es otro. El Trump que compareció en Milwaukee tras sobrevivir al atentado no fue ni la celebración de sí mismo de hace años, ni el candidato revanchista que personificó durante las revueltas tras perder las elecciones presidenciales de 2020, que culminaron con el asalto al Capitolio en enero de 2021, días antes de que Biden tomase posesión. Trump ya había empezado a mostrar una cara más amable recientemente, se vio en el debate electoral del pasado 27 de junio, cuando adoptó una actitud en la estela de Ronald Reagan -que también sufrió un intento de asesinato, pero siendo presidente- frente a un Biden que se consumía en sí mismo. Desde entonces, Trump ha sobrevivido a un intento de asesinato, mientras que Biden está a las puertas de anunciar su retirada: incluso Barack Obama se lo ha pedido en las últimas horas.
Su puesta en escena estuvo marcada por el atentado del pasado sábado. Trump se acompañó en el escenario por el uniforme de Corey Comperatore, el bombero que falleció víctima de los disparos, cubriendo con su cuerpo a sus hijas. Trump le tributó un homenaje y abrazó su uniforme.
Tras esta introducción, comenzó a desgranar su análisis político. El resumen se parece a lo que verbalizó en el reciente debate: él dejó un país en una buena trayectoria económica y sin que sucedieran desastres geopolíticos durante su mandato. «Rusia ha lanzado un ataque sobre Ucrania, Rusia no conquistó nada durante mi mandato». «Los precios de la compra se han disparado, la inflación no creció durante mi mandato». Proclamas clásicas de campaña, pero siempre bajo un tono visiblemente más calmado con respecto al Trump más histriónico de otras ocasiones. Y, desde luego, con una imagen muy diferente a la de un Joe Biden que en las últimas horas ni siquiera supo recordar en una entrevista el nombre de su secretario de Defensa, Lloyd Austin, al que se refirió, tras dudar, como «el hombre negro». Eso sí, falta por saber si realmente Biden será su rival por la Casa Blanca, este próximo fin de semana es clave y la Convención del Partido Demócrata para designar candidato oficial no llega hasta dentro de un mes, en la segunda quincena de agosto.
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