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Todo sobre la ‘rave’ de Llinars: ¿Quién la organizó y cómo les sancionarán?

La ‘rave’ de Llinars se ha convertido en un mal ejemplo de cómo gestionar una fiesta en tiempos de pandemia

La ‘rave’ de Llinars se ha convertido en un mal ejemplo de cómo gestionar una fiesta en tiempos de pandemia. Las restricciones en Cataluña son de las más duras de todo el país, pero el territorio no consigue hacer descender la tasa de contagios. La llamada sobre la fiesta ilegal en Llinars el día 31 de diciembre se produjo la misma tarde, las autoridades no reaccionaron hasta el día 2, momento en que se produjo el desalojo de la nave. Los asistentes a esta fiesta pudieron dar la bienvenida al 2021 con sus amigos, disfrutando de un ocio nocturno que el resto de país va camino de haber olvidado ni cómo era. Esto es todo lo que sucedió en la ‘rave’ de Llinars.

La ‘rave’ de Llinars pasará a la historia como uno de los actos peor gestionados de la pandemia

Una nave abandonada de Llinars del Vallés fue el lugar elegido para organizar una ‘rave’. La fiesta de fin de año, totalmente prohibida ante leas medidas para evitar el coronavirus se desarrollo con total normalidad. Se dispusieron altavoces y una mesa de mezclas para que el Dj hiciera su trabajo. Los asistentes no pagaron nada, solo el desplazamiento y su propia bebida y comida durante los días que duro.

Al lado de la nave se dispuso una zona de acampada para los asistentes. Las redes sociales y los panfletos se encargaron de darle la publicidad que se merecía el acto. El día 31 puntuales a su cita empezaron a poner música. Los vecinos de la zona y los dueños de propietarios de discotecas que llevan cerrados desde marzo, sin posibilidad de poder abrir, empezaron a manifestar sus quejas.

Los Mossos llegaron a la zona, pero no intervinieron hasta pasadas 40 horas. El motivo es no tener un protocolo de actuación claro. No les habían dado instrucciones sanitarias sobre cómo proceder. Si se realizaran test a los asistentes, si les debiesen detener, para evitar cualquier contagio entre la población o las directrices maestras, estaban totalmente perdidos. Hasta que no se dio la orden, los asistentes charlaron con los medios de comunicación y se divirtieron.

Una excavadora fue la encarada de derribar la entrada y dejar entrar a los Mossos que empezaron con un operativo sin precedentes. Identificaron a los asistentes, hubo dos detenidos, cinco investigados y 215 personas identificadas. Entre los identificados había 100 españoles, 35 franceses, 10 italianos y 10 andorranos, además de personas procedentes de Austria, Holanda y Luxemburgo. Procedentes de distintas partes del país y de Europa habían llegado a Llinars dispuestos a pasárselo muy bien.

Los acusados de organizar la fiesta, los dos detenidos, fueron trasladados al juzgado y quedaron libres con cargos. Se trata de una mujer holandesa y un hombre de Tarragona. Estas dos personas han denunciado que se les ha tratado como ‘cabeza de turco’, pero que detrás de esta organización de una ‘rave’ no están ellos. La persona responsable será casi imposible de identificar, dada la complejidad de la organización.

Los acusados se enfrentan a una pena que puede llegar hasta 18 meses de cárcel y una multa que ascendería como máximo a los 600.000 euros por haber incumplido las restricciones sanitarias. Los asistentes también pueden ser multados con hasta 3.000 euros por saltarse las medidas sanitarias decretadas por la Generalitat. Después de dejar Llinars del Vallés los asistentes intentaron acampar masivamente por otros pueblos de Cataluña, pero fueron igualmente obligados a marcharse.

Las reuniones de más de 6 personas están prohibidas ante al avance del coronavirus en esta comunidad autónoma. La imagen de Cataluña al no saber cómo hacer frente a esta actuación ha dado la vuelta al mundo. Los Mossos cumplieron con su misión, pese a no disponer de las herramientas necesarias, ni de los efectivos. Se tuvo que pedir la llegada de varias dotaciones especiales que dejaron sus puestos de origen para ayudar a sus compañeros. La fiesta de Llinars del Vallés puso sobre la mesa la forma de aplicar las restricciones a la población.

Sin una forma efectiva de poder controlarlo, sin la correcta aplicación de los llamados grupos de convivencia, es imposible parar una pandemia que no se detiene. Para que el coronavirus sea historia se necesitan los medios adecuados para poder luchar contra él. Llinars del Vallés es una de las muchas fiestas que se pudieron celebrar en Cataluña. Reunir a casi 300 personas en un mismo lugar cuando el aforo está limitado en los locales culturales o los deportivos están cerrados, es una falta de respeto para toda la población. Llinars del Vallés acabará con 2 personas en los tribunales y casi 300 visitando Cataluña con furgonetas y caravanas, antes de que el día 7 de enero aumenten las restricciones para toda la población, cierren de nuevo centros comerciales y decreten un confinamiento total los fines de semana.