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Estados Unidos

Ridículo de Jill Biden: defiende que su marido estuvo «fantástico» tras ayudarle a bajar unas escaleras

Jill Biden dijo que su marido había respondido a todas las preguntas

El ridículo del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, no terminó con el debate presidencial que le enfrentó a Donald Trump. Tras el cara a cara, Biden, visiblemente desorientado en el plató de televisión donde se desarrolló el evento en Atlanta, tuvo que ser guiado por su mujer, Jill Biden, que lo ayudó a bajar cuatro escalones para salir del lugar mientras el líder del Partido Demócrata titubeaba.

Ahora bien, el grotesco espectáculo de Joe Biden durante la noche de este jueves tuvo un broche de oro: su mujer le defendió durante un acto del partido demócrata, donde acudieron después del debate, apelando a su claridad mental. «¡Hiciste un gran trabajo respondiendo cada pregunta. Conocías todos los hechos!», exclamó la primera dama mientras era vitoreada por los seguidores de la formación progresista.

Cabe decir, que, pese a los intentos de su mujer para suavizar el vapuleo que recibió su marido en su enfrentamiento con Trump, los hechos fueron totalmente reveladores. Sólo habían pasado once minutos del debate y Joe Biden, con la voz muy tocada, ya evidenció problemas para no perder el hilo de su propio discurso, balbuceando sin que le salieran las palabras hasta que logró decir: «… Finalmente derrotamos Medicare (la seguridad social estadounidense)», que, por supuesto, no era lo que quería decir. Donald Trump aprovechó la asistencia para responder: «Claro que se cargó Medicare, se lo cargó hasta la muerte, lo está destruyendo».

Poco después, el mismo Trump subrayaba que «no he entendido lo que quiere decir, y realmente creo que él tampoco lo sabe», tras otra ininteligible alocución de Biden. Así se puede resumir el debate entre los candidatos a la Casa Blanca. Incluso su vicepresidenta, Kamala Harris, reconoció tras el debate que Biden «tuvo un comienzo lento, eso es obvio para cualquiera, no voy a debatir ese punto». El propio Biden tenía otra opinión: «Creo que lo hicimos bien», fueron sus primeras palabras visitando un restaurante Waffle House cercano a la sede de la CNN tras el debate.

El demócrata debatía con Trump pero, en primer término, luchaba contra sí mismo por no perder el hilo durante los 90 minutos. El resultado final fue que los peores temores en el seno del Partido Demócrata se hicieron realidad y han resurgido con fuerza las voces que piden que Joe Biden se eche a un lado y se escoja un nuevo candidato en la Convención que se celebrará entre el 19 y el 22 de agosto para designar al candidato oficial.

Precisamente, Kamala Harris podría convertirse en la sucesora de Joe Biden si este renuncia al liderazgo del partido demócrata en la próxima convención. Este nuevo caucus estaría protagonizado también por el gobernador de California, Gavin Newsom, quien se sitúa como el candidato favorito para sustituir a Biden.

Pero, ¿cuál de los dos podría disputar la presidencia a Trump? La respuesta estriba en las simpatías que ambos despiertan en la administración Biden. Si bien Kamala Harris posee una dilatada experiencia en la Casa Blanca, su relación con el Secretario de Estado, Antony Blinken, no es buena. Este hecho es revelador pues Blinken es un hombre fuerte en el partido y dentro del Gobierno de Biden.

Cabe decir que sus ideas son totalmente contrapuestas: mientras Harris representa el lado izquierdo del partido demócrata, Blinken tiene apoyos de lobbies que defienden a la comunidad judía y a colectivos a favor de las armas. Además no está de acuerdo con la política de fronteras abiertas que ha abanderado Biden bajo la tutela de Harris.

La animadversión que levantó la vicepresidenta en el Ejecutivo norteamericano fue tal que a las pocas semanas de la victoria de Joe Biden, en las elecciones generales del pasado 3 de noviembre de 2020, la apartaron de los actos oficiales.

Ahora está por ver si, en agosto, Gavin Newsom se postula como el candidato de la formación progresista para encabezar una completa refundación o dirigir al partido hacia su desastre en noviembre.