Putin desafía a Occidente: ataca poblaciones de Ucrania situadas a 87 kilómetros de la UE y la OTAN

Ucrania
Un soldado ayuda a un anciano a escapar del bombardeo.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

Rusia ha salido este viernes de las trincheras para volver a desafiar a Occidente. En esta ocasión atacando mediante duros bombardeos dos bases aéreas ucranianas en las ciudades de Ivano-Frankivsk y Lutsk, situadas en el oeste del país. Esta nueva agresión supone rozar las fronteras de la Unión Europea y la OTAN, ya que, por un lado, Lusk se encuentra a 87 kilómetros de Polonia e Ivano-Frankivsk a 150 kilómetros de Rumanía.

La ofensiva rusa se ejecuta desde distintos frentes para esquivar la defensa ucraniana. Putin trata de que la invasión concluya en el menor tiempo posible, pero la entrada en Kiev se ha retrasado más de lo que nunca hubiera podido imaginar.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha reiterado su posición de no intervención en el conflicto entre Ucrania y Rusia porque una «confrontación directa» entre Moscú y países de la OTAN sería el desencadenante de una «tercera guerra mundial». Pese a encontrarse los blindados próximos a las fronteras de la Alianza, se trata de no abrir fuego  bajo ningún concepto.

«No libraremos una guerra contra Rusia en Ucrania. La confrontación directa entre la OTAN y Rusia sería la tercera guerra mundial», ha aseverado Biden en una publicación en sus redes sociales.

El Ministerio de Defensa ruso ha indicado que los ataques han sido ejecutados con armas «de largo alcance» y «alta precisión» y ha agregado que ambas bases «han quedado fuera de servicio», sin dar más detalles.

El presidente de la administración de la región de Volyn, Yuri Poguliaiko, ha indicado que al menos dos militares han muerto y seis han resultado heridos a causa del bombardeo en Lutsk.

«Esta mañana, en torno a las 5:45 horas (hora local), cuatro cohetes fueron disparados contra las instalaciones de la base aérea de Lutsk», ha indicado Yuri Poguliaiko. «La información apunta la muerte de dos agentes y con seis heridos», ha detallado, antes de agregar que en la zona siguen los trabajos de los equipos de emergencia.

Mijailo Podoliak, uno de los asesores de la Presidencia de Ucrania, ha denunciado que «grandes ciudades de Ucrania son de nuevo sometidas a golpes devastadores» y ha apuntado que, además de los bombardeos contra Ivano-Frankivsk y Lustsk, ha sido alcanzada la ciudad de Dnipro (centro-este).

«La guerra destructiva de Rusia contra los civiles y las grandes ciudades de Ucrania continúa», ha lamentado Podoliak. Los ataques suponen los primeros contra estas tres ciudades desde el inicio de la ofensiva militar rusa, que arrancó después de que Putin reconociera la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.

Cadáveres envueltos a la espera de ser evacuados

La escalada bélica es extrema en muchas ciudades. Este viernes conocíamos unas imágenes realmente impactantes. En el patio del instituto forense donde se encuentra la morgue de Mikolaiv, ciudad ucraniana a orillas del mar Negro, la nieve cae incesante sobre los cadáveres envueltos en bolsas de plástico grises, a la espera de ser evacuados.

Es una de esas imágenes escalofriantes que nunca se desearían ver. Un cadáver yace con las manos juntas, como si estuviera rezando. En realidad estaba lanzando cócteles molotov cuando los rusos lo atraparon, explica un empleado de la morgue. Le ataron las manos y lo ejecutaron, agrega.

En los ruinosos locales forenses de esta ciudad atacada por los rusos, otros cadáveres yacen en el suelo por falta de espacio. El olor a muerte, mezclado con el del desinfectante, está por todas partes.

«Nunca vi algo parecido. Pensábamos que lo peor que nos podía pasar aquí eran los accidentes de coche», dice Vladimir, uno de los empleados de la morgue, cigarrillo en mano. Con sus colegas, trabaja sin parar.

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