Le Pen aspira a convertirse en la opción más votada en la segunda vuelta de las legislativas hoy en Francia
Francia celebra hoy domingo la segunda vuelta de las elecciones legislativas que Emmanuel Macron convocó tras el batacazo recibido en las europeas del pasado 9 de junio con la posibilidad de que el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen logre convertirse en la fuerza más votada y esté en condiciones de nombrar un primer ministro. Con la intención de evitar este escenario, un alto número de candidatos del macronismo y del Frente Popular izquierdista formado para estas legislativas se han retirado en los últimos días, esperando concentrar el voto en la opción con más posibilidades de ganar en cada circunscripción. Las últimas encuestas señalan que, aunque Reagrupamiento Nacional será la fuerza más votada, podría quedarse sin mayoría absoluta.
El presidente, Emmanuel Macron, anunció la convocatoria electoral cuando apenas habían cerrado los colegios electorales tras los comicios europeos. En dicha votación, Agrupación Nacional arrasó con más de un 30 por ciento de los votos, lo que para Macron justificaba pulsar de nuevo la opinión ciudadana con una renovación de la Asamblea que no tocaba, teóricamente, hasta 2027.
La mera convocatoria desató un terremoto y las opciones de los conservadores de Le Pen de alcanzar por primera vez el poder movilizaron a los franceses, a un lado y al otro del espectro político. La participación en la primera vuelta, el pasado domingo, superó el 66,7 por ciento, casi 20 puntos más que en 2022.
Reagrupamiento Nacional, que se presentó coaligada con Los Republicanos, tradicional bastión del centro-derecha, logró por primera vez imponerse en unas elecciones legislativas. Obtuvo uno de cada tres sufragios válidos, frente al 28 por ciento del Nuevo Frente Popular (NFP) de formaciones de izquierdas, entre ellas el Partido Socialista (PS) y La Francia Insumisa (LFI).
Juntos, la coalición que representa a los aliados de Macron, quedó relegada en tercera posición, con un 21 por ciento, confirmando lo que ya venían anticipando los sondeos, que el órdago lanzado por el presidente le abocaría previsiblemente a la cohabitación con un Gobierno de distinto signo político -la última vez que se produjo este fenómeno fue entre 1997 y 2002-.
Sin embargo, ninguna de las partes quiere dar por ganada o perdida la batalla. No en vano, el sistema electoral francés reparte los 577 diputados en circunscripciones uninominales, por lo que los porcentajes de votos no se traducen necesariamente en una cifra de escaños equivalente en términos proporcionales.
Además, en la primera vuelta sólo se repartieron 66 escaños, para aquellos candidatos que obtuvieron una mayoría absoluta. Entre quienes ya tienen su sitio asegurado figura la dirigente ultraderechista Marine Le Pen, que tiene garantizados otros 38 compañeros en la Cámara Baja del Parlamento.
Por su parte, el Nuevo Frente Popular obtuvo 32, en su mayoría para LFI de Jean-Luc Mélenchon, mientras que el bloque macronista se garantizó sólo dos representantes, a la espera de poder amortiguar este domingo una derrota que previsiblemente le mantendrá en tercera posición.
Las renuncias
El líder de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, aspira a ser primer ministro, si bien en esta etapa final se ha ceñido a su promesa de que sólo buscará encabezar el Gobierno si cuenta con una mayoría absoluta a su favor. Este umbral, el de la mayoría absoluta, es el que quieren evitar a toda costa sus rivales, a sabiendas de que una de las opciones alternativas es la ingobernabilidad.
Por este motivo, tanto el Nuevo Frente Popular como Juntos acordaron retirar a sus respectivos candidatos en aquellas circunscripciones en que hubiesen quedado terceros, para aglutinar votos y hacer un frente común a la ultraderecha. Macron habló ya en la noche de la primera vuelta de una «gran concentración democrática».
Más de 200 candidatos han cumplido esta consigna y se han retirado, si bien la polémica ha estado servida por la reticencia de varios aspirantes macronistas de hacerse a un lado, principalmente por sus reticencias a secundar candidaturas vinculadas a LFI. Catalogan al partido de Mélenchon de extrema izquierda y equiparan por tanto los riesgos que representa a los de Agrupación Nacional.