Internacional
Invasión rusa de Ucrania

El oligarca ruso Abramovich y varios negociadores de Ucrania sufren síntomas de envenenamiento

  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

El oligarca ruso Roman Abramovich, ex dueño del Chelsea F.C., y varios miembros del equipo ucraniano que negocia la paz con Rusia han sufrido síntomas de un posible envenenamiento tras una reunión en Kiev celebrada la noche del 3 al 4 de marzo. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, no se ha visto afectado pese a que se reunió con Abramovich aquellos días.

Ojos enrojecidos, lagrimeo constante, descamación de la piel en rostro y manos… Son algunos de los síntomas que habrían sufrido tanto Abramovich como al menos dos miembros de la delegación ucraniana, si bien sus vidas, al parecer, no corren peligro.

Los expertos occidentales que investigaron el incidente aseguran que es difícil determinar si los síntomas fueron causados ​​por un agente químico o biológico o por algún tipo de ataque de radiación electromagnética, según información adelantada en exclusiva por The Wall Street Journal. Los afectados sólo comieron chocolate y bebieron agua en las horas previas a la aparición de los síntomas.

El periódico norteamericano cita una investigación de Christo Grozev para el colectivo Bellingcat, el conjunto independiente de periodistas e investigadores que demostró que un equipo del Kremlin envenenó al político opositor ruso Alexei Navalni con un agente nervioso en 2020.

Grozev asegura haber visto las imágenes de los efectos del ataque contra Roman Abramovich y los negociadores ucranianos, si bien explica que no pudieron hacerse las pruebas en la ciudad de Leópolis, en el oeste de Ucrania, por donde viajaban, porque tenían prisa por viajar a Estambul para seguir las rondas de contacto entre las delegaciones de Rusia y Ucrania.

Cuando un equipo forense alemán estuvo en disposición de hacerles un examen, ya había pasado demasiado tiempo como para detectar el posible veneno. «No tenía la intención de matar, sólo era una advertencia», dijo Grozev.