ENTREVISTA | Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López

Lilian Tintori: «La dictadura se cae y muestra su peor cara, Zapatero y Podemos no pueden ser cómplices»

Lilian Tintori
Antonieta Mendoza, madre de Leopoldo López, y Lilian Tintori, a la puerta de la prisión de Ramo Verde, donde nadie les informa de dónde está el preso político del régimen de Nicolás Maduro.

Después de horas terribles de rumores sobre la posible muerte de su marido, Lilian Tintori atiende la llamada de OKDIARIO desde la misma puerta de la prisión militar de Ramo Verde, donde Leopoldo López lleva preso desde hace ya más de tres años por el régimen dictatorial de Nicolás Maduro.

Hace 30 días que nadie lo ve con vida, ni su esposa, ni su madre, ni sus hijos, ni sus abogados. «Eso es tortura», denuncia Tintori, tras siete horas sin que la dejen pasar ni le den respuestas. Sólo un vídeo publicado por el ‘número dos’ del régimen, Diosdado Cabello, en su programa de TV. Son las 6.15 de la madrugada en Venezuela, y esta mujer y su suegra llevan siete horas de pie ante la torre herrumbrosa donde el líder de Voluntad Popular, el preso político más famoso del mundo, el símbolo de la represión de la dictadura chavista, vive aislado desde febrero de 2014. Aunque hace un mes que nada se sabe de él.

PREGUNTA.– ¿Cómo se encuentra después de tantas horas de incertidumbre y tensión?

RESPUESTA.– Estamos aquí, frente a la cárcel militar de Ramo Verde. Son las 6.15 de la mañana en Venezuela. No nos dan información de dónde está Leopoldo, no sabemos si está en esta cárcel militar… Hoy dudo de si está aquí porque, en ese caso, hubiésemos tenido una información del director de la cárcel, o incluso de la cabeza de los militares, que es le ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López. Nadie nos da información, estamos aquí desde las 11 de la noche, en la puerta, y no responden. Pregunto y nos ignoran.

P.– Pero Diosdado Cabello ha emitido un vídeo de su esposo, una presunta fe de vida, en su programa televisivo…

R.– Esa fe de vida es falsa. La única fe de vida que nosotros vamos a acepar como familia, y como país, es ver a Leopoldo. Verlo y saber que está bien. Hoy no sabemos ni dónde está. Es inaceptable. Después de 30 días sin saber nada de él, sin verlo, sin poder hablar ni siquiera por teléfono.

P.– Llevan 30 días sin poder verlo ni usted, ni sus abogados… ¿nadie?

R.– Nadie lo ha podido ver. Ni sus abogados, le están hurtando el derecho a la defensa, ni sus hijos. Nadie.

«Llevamos siete horas de pie en la puerta de la cárcel sin que nos digan si Leopoldo está bien, ni siquiera si está aquí»

P.– Corrió el rumor de una noticia fatal sobre la vida de su esposo. Usted y Antonieta Mendoza, la madre de Leopoldo, se acercaron al hospital militar donde decían que estaba… ¿Cómo han sido las últimas horas?

R.– Nosotros fuimos para el hospital y allí ni a la mamá ni a mí nos hablaron. Sólo al abogado le dijeron que Leopoldo no estaba allí. Así que nos vinimos a la cárcel militar de Ramo Verde, donde siempre lo visitamos los fines de semana. Ahora, llevamos 30 días sin verlo, y aquí en la cárcel nadie nos responde por Leopoldo, el director de la cárcel no ha bajado… Lo que le digo, dudamos de dónde está.

P.– ¿Y dónde las tienen a ustedes ahora mismo? ¿Han logrado pasar a alguna dependencia para esperar?

R.– Estamos en la puerta de la cárcel, paradas a la puerta más de siete horas ya. Estoy con Antonieta, la mamá de Leopoldo, ante un piquete de 22 militares… Es inaceptable, esto es tortura, esto es aislamiento, es incomunicación. Esto se califica en todos agentes internacionales como tortura porque no sabemos dónde está. No aceptamos esa fe de vida.

P.– ¿En qué situación se encuentra en este momento su país? ¿Tienen ustedes confianza en que el régimen se esté desmoronando? Ya se ve desunión en sus filas…

R.– Por supuesto [se le quiebra la voz]. La dictadura se cae. La dictadura muestra su peor cara: la violencia. Reprime a venezolanos inocentes, asesina a estudiantes, asesina a niños. Ayer, otro asesinato. Un niño de 17 años: le dispararon a quemarropa una bomba lacrimógena en el cuello y lo mataron. Otra muerte. La dictadura debe responder ante los tribunales nacionales e internacionales. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Hacemos un llamamiento a los policías, a los militares, a que bajen las armas, a que no disparen más. Porque aquí al frente estamos luchando por nuestros derechos, y aquí en estas marchas, en la calle, estamos con nuestra familias. Porque la gente está marchando por comida, por medicinas, por justicia, por libertad, por los derechos fundamentales que ha violado Nicolás Maduro.

«Hacemos un llamamiento a los policías, a los militares, a que bajen las armas, a que no disparen más»

P.– ¿Qué le piden a la comunidad internacional? ¿Qué se puede hacer desde España por Venezuela política y socialmente?

R.– Mucho. La comunidad internacional es clave, lo he dicho desde el primer momento. Tenemos un apoyo fundamental e histórico de los países de la región. Es increíble el apoyo que hemos sentido primero del pueblo español y segundo de su Gobierno. Mariano Rajoy fue el primer presidente que nos recibió a nivel internacional, nunca se nos va a olvidar… Pero yo creo que el presidente Zapatero tiene una grande responsabilidad en lo que le están haciendo a Leopoldo.

P.– ¿Su mediación no ha mejorado en nada las condiciones de los presos?

R.– Desde que Zapatero vino a Venezuela, las condiciones de Leopoldo empeoraron. Trató de mediar como vocero de Maduro, porque eso fue, su portavoz, y ahora hay más presos políticos en Venezuela. Desde que Zapatero vino a nuestro país la dictadura empeoró y además se posicionó más. Yo creo que el presidente Zapatero tiene que dar una explicación, tiene que calificar a este régimen como lo que es, tiene que denunciar el trato inhumano que le dan a Leopoldo López. Porque él sabe cómo lo tienen, porque tiene informaciones a diario. Nosotros, la familia, le informamos a diario de las condiciones en las que tienen a Leopoldo… cuando lo podíamos ver. Y desde hace 30 días, él sabe que lo tienen aislado. Así que España debe exigirle, no solamente al Gobierno, sino a líderes democráticos y a quienes fueron gobierno que no jueguen a ser cómplices de Nicolás Maduro, que es un dictador.

«Desde que Zapatero vino a Venezuela, las condiciones de Leopoldo empeoraron y él sabe cómo lo tienen, que llame a la dictadura por su nombre»

P.– ¿Culpa usted a José Luis Rodríguez Zapatero del recrudecimiento de la represión a su marido y en las calles?

R.– Por supuesto, son cómplices. El que no denuncia el cómo tratan a los presos políticos en Venezuela. El que no le da el nombre descriptivo a la situación venezolana es cómplice de Nicolás Maduro. Así que quienes han venido a nuestro país y conocen al dictador y cómo actúa tienen la responsabilidad histórica y moral de denunciar qué está pasando. Y cómo tratan a Leopoldo López, entre 167 presos políticos que tiene hoy la dictadura. Cuando hay presos políticos no hay democracia.

P.– En Podemos, fraguado bajo el amparo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, algunas voces empiezan a desmarcarse de la represión en Venezuela. ¿Han tenido ustedes algún contacto con el partido de Pablo Iglesias?

R.– No. Ellos nunca han atendido el caso del pueblo venezolano, ni el de los presos políticos. Pero tienen la obligación moral e histórica de rechazar lo que está pasando en Venezuela. Quien no lo rechaza públicamente, quien no lo califica como una dictadura militar, represora, corrupta y con todos sus vínculos terribles a nivel internacional, son cómplices de Nicolás Maduro.

P.– ¿Qué le dirá a Leopoldo cuando lo pueda abrazar?

R.– Que lo amo con toda mi alma, que estamos luchando por su libertad, que siempre tuvo la razón… En el año 2014, cuando le habló a Venezuela y tuvo una visión muy clara de lo que iba a pasar, y trató de evitar la crisis humanitaria… Que tenía mucha razón y que el pueblo despertó. Le voy a informar de que el pueblo está en la calle, que el pueblo despertó en su conciencia moral, en su conciencia histórica, en su conciencia libertadora. Y que lo vamos a lograr. Él sabe en su corazón que lo vamos a lograr. Si tengo la oportunidad de abrazarlo, le diré que sí, que lo vamos a lograr.

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