La fiscal venezolana lamenta la represión de Maduro: «No puedo tolerar la violencia, hay 26 muertos»

Venezuela
Luisa Ortega, fiscal general de Venezuela.

A cada día que pasa desde los inicios de este mes de abril, la represión del dictador Nicolás Maduro siembra más muerte en el país. Pero las filas de la oposición democrática permanecen firmes tomando las calles exigiendo libertad, pan, medicinas y, sobre todo, el fin de la tiranía. La fiscal general del país, Luisa Ortega Díaz —reconocida seguidora de Hugo Chávezha vuelto a levantar la voz contra la represión de las fuerzas de Maduro: «No puedo tolerar la violencia, ya son 26 los muertos», ha dicho.

El régimen se tambalea, sus estructuras internas comienzan a dar síntomas de que nadie se fía ya de nadie y los chavistas más puros ya dan la espalda, siquiera mínimamente, al dictador.

Un total de 26 muertos es el saldo de un mes de manifestaciones contra el gobierno de Nicolás Maduro, según los datos desglosados este martes la fiscal general, que ha condenado la violencia desbordada en el país.

«No puedo tolerar la violencia, lamento la muerte de 26 personas, sean de gobierno o de oposición, siempre la muerte de una persona es lamentable. Han muerto cuatro adolescentes y 22 adultos», precisó la fiscal en una declaración ante la prensa.

El Ministerio Público reportó también 437 heridos y 1.289 personas detenidas por diversos disturbios y saqueos que se han producido en este «ambiente de crispación política», subrayó Ortega.

Poco antes del balance de la fiscal, el defensor del Pueblo, Tarek William Saab, había informado de la muerte este martes en un hospital de un hombre herido de un disparo cuando participaba el lunes en una manifestación de seguidores del gobierno.

Más temprano, la Fiscalía confirmó que un joven de 23 años murió en la madrugada del martes en una manifestación en el estado Lara (noroeste), después de un «plantón» el lunes de miles de opositores en importantes vías del país, que derivó en violencia y dejó tres muertos.

Ortega Díaz ya fue la pieza clave para que el autogolpe de finales de marzo se revertiera. Suyas fueron las palabras que señalaron ante el mundo dos cosas principales: una, que Maduro ya no tiene a toda la cúpula en torno a él y que es posible fomentar la caída del régimen desde dentro; y dos, que hay una salida posible si la oposición persevera en su presión. Porque la fiscal criticó abiertamente el «desconocimiento» de la realidad jurídica y la «ruptura del orden constitucional» por parte de los magistrados del Tribunal Supremo que habían decretado la usurpación de los poderes de la Asamblea Nacional.

Estos jueces, nombrados todos a dedo por Nicolás Maduro, trataron de cerrar definitivamente el Parlamento, que controla por mayoría cualificada de dos tercios la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), para anular todas sus iniciativas y para que la corte aprobara, usurpando el Poder Legislativo, un nuevo endeudamiento del Estado venezolano con sus acreedores.

La MUD calificó la medida como un «autogolpe» de Maduro, que así eliminaba la única institución del país que aún no está bajo su control. Desde entonces, la oposición sale a la calle cada día, acompañada de cientos de miles de venezolanos para exigir elecciones presidenciales, el reconocimiento de la Asamblea Nacional, un canal humanitario y la liberación de los presos políticos.

Y desde entonces, la Policía Nacional (PNB) y la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), coordinadas con los colectivos motorizados —milicias armadas adeptas al régimen tiránico chavista— cargan con violencia utilizando gases lacrimógenos y fuego real contra los manifestantes. De ahí la cifra de 26 muertos, que sólo aumenta cada día pero no frena las marchas. «El pueblo ya perdió el miedo», aseguran fuentes de la MUD, «no hay nada peor que no tener ni comida ni libertad, así que no tienen nada que perder y todo por ganar».

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