Los documentos clasificados que Biden escondía en su garaje aparecen en un vídeo electoral de 2020
Es la primera vez que dos fiscales especiales investigan a un presidente y a su predecesor por un asunto similar en EEUU
EEUU nombra a un fiscal especial para investigar los documentos encontrados en casa de Biden
Los republicanos del Congreso de EEUU abren la investigación sobre los negocios turbios de los Biden
Estas imágenes en video del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aparcando su Chevrolet Corvette en el garaje de su vivienda de Wilmington (Delaware) hace tres años, no habrían vuelto a la actualidad si no hubiera estallado esta semana el ya bautizado en EEUU como Garajegate, es decir, el hallazgo de documentos secretos del gobierno estadounidense durante el tiempo en el que Biden fue vicepresidente de Barack Obama. El manejo de información secreta y sensible está protegida legalmente por la Ley de Seguridad Nacional de los EEUU, que persigue cualquier vulneración de la misma, como la retirada y ocultación de documentos clasificados al control de las autoridades federales.
El video de la campaña de Biden de 2020 muestra a Joe conduciendo Corvette en reversa hacia el garaje donde se encontraron documentos clasificados: se ven cajas debajo de la puerta eléctrica y detrás del Stingray de 1967 que Hunter reconstruyó para él. En las imágenes que aparecen en el video de 2020, se ve al entonces candidato presidencial Biden introduciendo su vehículo en el aparcamiento de su residencia, mientras en el fondo aparecen unas cajas y documentos.
El aspecto que ofrece el garaje es más bien de trastero destartalado con objetos de toda clase y con un espacio destinado a su coche. No se sabe si alguno de los papeles que se aprecian en el video son parte del material hallado hace un mes por el equipo del presidente y que habrían permanecido en el lugar como mínimo cinco años, que es el tiempo transcurrido desde que Biden concluyó su anterior etapa junto a Obama.
Las sospechas y preguntas que han comenzado a circular entre la opinión pública de EEUU se centran en saber ahora quién tuvo acceso al garaje del presidente y si verdaderamente los papeles secretos eran fácilmente localizables para cualquiera que hubiera podido curiosear en sus instalaciones. Este jueves el presidente insistía en que esos papeles secretos estaban «bajo llave, igual que mi Corvette» con la intención despejar dudas sobre la seguridad de su aparcamiento privado e intentar convencer de que no estaban en la calle. Si bien esto no es tan determinante desde un punto de vista legal, porque igualmente habrían estado al alcance de aquellas personas que, en todo ese tiempo, entraron y salieron de la vivienda.
Por ahora, la Casa Blanca no ha revelado quién, además del propio Biden, tuvo acceso a los documentos encontrados en Delaware antes de Navidades o a la primera tanda de papeles secretos descubiertos en su despacho de Washington y que hacían referencia a información secreta sobre Irán, Ucrania y Reino Unido. Pero sí que hubo otra persona que tuvo acceso al garaje donde se encontraban los papeles secretos: Hunter Biden, el hijo del presidente bajo investigación penal por presunto fraude fiscal y a quien los republicanos de la Cámara de Representantes quieren llamar para que dé explicaciones sobre sus negocios en el extranjero.
El propio Biden reconoció en 2016 que su hijo fallecido, Beau, y también Hunter habían cogido el Corvette Stringray de 1967, un regalo de bodas de su padre, y se lo habían llevado a reparar para dejarlo prácticamente nuevo, como recién salido de un concesionario.
Momento histórico en EEUU
Es la primera vez en la historia de los EEUU donde dos fiscales especiales investigan a un presidente y a su predecesor por un asunto similar. No obstante, la izquierda estadounidense trata de marcar diferencias entre los hallazgos de la información clasificada en manos de Joe Biden y Donald Trump. Aseguran que en el caso de Joe Biden se trata de sólo 10 documentos frente a los 325 de Donald Trump. De esos ficheros, algunos pueden considerarse como ‘top secret’ en el caso de Biden, mientras que 60 tendrían esa catalogación tras la entrada del FBI en la residencia de Trump en Florida el pasado agosto.
Otro de los argumentos empleados desde las filas demócratas es decir que Biden ha estado cooperando desde el principio con el departamento de Justicia y con Archivos Nacionales frente al expresidente republicano, que se encuentra bajo investigación por obstrucción. Finalmente, aducen desde el equipo del actual presidente que los abogados encontraron y alertaron a Archivos Nacionales, mientras que en el caso de su predecesor dichos papeles fueron hallados tras una redada policial.
Sin embargo, todos esos argumentos se quedan sin coartada al preguntarse cómo fue posible que Archivos Nacionales no hubiera reclamado antes unos documentos bastante más antiguos al presidente, como sí se había hecho después con Donald Trump, cómo pudo ocurrir que el equipo de Biden no pusiera en conocimiento de lo ocurrido a la Justicia y a la opinión pública hasta pasadas las elecciones de mitad de mandato de noviembre y por qué nadie del FBI se interesó sobre la ocultación de información secreta por parte de Biden.
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