Cocina sencilla y de temporada: así serán las comidas de los cardenales durante el Cónclave
Durante las comidas no se sirven pollos ni aves enteras para evitar que se escondan mensajes en su interior
Tras el fallecimiento del Papa Francisco I el pasado 21 de abril y la conclusión de las ceremonias fúnebres, los cardenales se han reunido en el Vaticano para el Cónclave que elegirá al nuevo pontífice. Durante este período, los purpurados deben someterse a estrictas normas que incluyen importantes restricciones en su alimentación.
Durante las dos semanas previas a la clausura del Cónclave, numerosos cardenales han aprovechado para disfrutar de la gastronomía romana. Algunos, como el cardenal José Cobo, fueron vistos en distintos establecimientos de la ciudad eterna. Sin embargo, una vez comienza el proceso de elección papal, los lujos gastronómicos quedan excluidos y los cardenales no pueden acceder a menús de alta cocina o restaurantes con estrellas Michelin, banquetes elaborados con múltiples servicios, ingredientes exclusivos o productos importados de lujo, vinos de alta gama o bebidas premium o solicitar platos específicos según sus preferencias personales.
Además, el estricto protocolo conclavista exige que determinados servicios estén vetados. Así, los servicios de entrega de comida, los electrodomésticos personales en las habitaciones o los dispositivos para preparar café estarán vetados. La seguridad impide el acceso de alimentos externos, y todo lo que consumen los cardenales es preparado exclusivamente en las cocinas vaticanas.
La tradición establece un menú único para todos los participantes, con mínimas excepciones:
- No se permiten dietas personalizadas salvo por razones médicas certificadas.
- No hay alternativas para quienes prefieran cocinas distintas a la italiana.
- Las especialidades gastronómicas de los diversos países quedan excluidas.
- Las normas de Cuaresma (si coincide con el período) se aplican estrictamente a todos.
La transición hacia la austeridad
Si en épocas renacentistas los cardenales podían disfrutar de ciertos lujos, la Iglesia contemporánea, especialmente tras el pontificado de Francisco I, ha eliminado:
- Vajillas ornamentadas de materiales preciosos.
- Servicios de mesa excesivamente formales.
- Comidas prolongadas con múltiples tiempos.
- Degustaciones especiales de vinos u otros productos.
La tradición tampoco permite comida rellena que pueda esconder mensajes en su interior. Por lo tanto no se sirven pollos o aves enteras, ni tartas, pasteles o empanadas.
El proceso de elaboración de alimentos durante el Cónclave, según muestra la película homónima de Edward Berger, es realizado por monjas que preparan platos tradicionales italianos como tortellini artesanales y caldos, con un enfoque en la sencillez y los ingredientes básicos.
Mientras el mundo aguarda la elección del nuevo Papa, los cardenales participan en un proceso que combina solemnidad espiritual con austeridad material, también en lo referente a su alimentación.
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