Así marchan las encuestas a 81 días de las elecciones en EEUU: la ventaja de Harris se ajusta a un punto
Kamala Harris sigue liderando la media de las encuestas nacionales de cara a las elecciones presidenciales en Estados Unidos del próximo 5 de noviembre, aunque su ventaja se ha ajustado a un punto justo, 48,1% a 47,1% tras los últimos sondeos publicados ayer. De hecho, en dos de estas encuestas es Donald Trump a quien se señala como vencedor, por otra en la que le dan el liderazgo a Kamala Harris. La conclusión es que el cuadro que se dibuja se asemeja más bien a un empate técnico con matices que entran dentro del margen de error.
La conservadora Fox News publicó ayer una encuesta en la que muestra un ajustadísimo resultado de 50-49 favorable a Donald Trump, que logra aún más ventaja en el seguimiento vía encuestas telefónicas que realiza Rasmussen Reports, que le da al republicano cuatro puntos de ventaja, 49-45. Por su parte, Emerson salva los muebles para Kamala Harris, dándole cuatro puntos de ventaja en su estudio, 50-46. Resultado, la media de las encuestas de las últimas dos semanas mantienen la ventaja para la demócrata por un punto, una décima menos que ayer.
Eso sí, el Partido Republicano sigue siendo favorito para recuperar la mayor parte de los estados decisivos en el cinturón del óxido, lo que significa que las proyecciones de delegados le dan la mayoría a Donald Trump, pese a que esté por detrás de Kamala Harris en las encuestas nacionales.
Los momentos clave
Hay que señalar que estas encuestas muestran las preferencias a escala nacional, señalando las tendencias de cada candidato. Dado el sistema electoral estadounidense, donde cada aspirante se lleva el total de escaños en juego en cada estado sea cual sea la diferencia, el resultado final de las elecciones puede depender finalmente de un puñado de estados clave, como pueden ser Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Arizona, Georgia o Nevada, lugares donde Biden se impuso a Trump en 2020 y que el republicano aspira ahora a recuperar.
La precampaña electoral en Estados Unidos ha vivido tres momentos clave. El primero llegó el pasado 27 de junio: el debate electoral. Trump y Biden llegaban virtualmente empatados a su cita. El ambiente era el de que podía ser uno de esos debates que deciden elecciones, y desde luego que lo fue, hasta el punto de que al presidente le costó la reelección. La puesta en escena de Biden, que replicó la imagen que en tantas ocasiones ya había exhibido en el pasado -con despistes, incómodos silencios-, acompañada de una voz rota -que su equipo achacó a un constipado- hizo que su futuro electoral explotase. Aquella actuación fue el pistoletazo de salida a una campaña a la que se sumaron voces demócratas tales como senadores, celebridades, donantes, pidiendo que se retirara. Cuando quien fuera su jefe durante ocho años en la Casa Blanca, Barack Obama, se unió y le pidió que abandonase, Biden -molesto con él desde ese momento- empezó a comprender que no había otra salida.
El 13 de julio llegó el segundo momento para la historia, cuando un individuo, Thomas Matthew Crooks, logró sortear la vigilancia del Servicio Secreto y, desde una azotea, disparó varias veces contra Donald Trump, alcanzándole en una oreja y matando a un asistente al mitin del candidato. Trump salvó la vida, y aún le dio tiempo a protagonizar una imagen ya icónica al levantarse, haciendo fuerza entre los guardaespaldas que se esforzaban por apartarlo del atril, y gritar: «¡Luchad!». A partir de ese momento, el camino de Trump hacia la Casa Blanca se allanó, siendo su regreso cada vez más factible.
Así, hasta que el domingo 21 de julio, llegamos a la tercera fecha clave: Joe Biden anunció públicamente su renuncia, admitiendo que «es lo mejor para mí y para el país». El aún presidente hasta el próximo mes de enero acabó dando su brazo a torcer y se retiró de la carrera electoral sin intentar buscar la reelección. La llegada de Kamala Harris a revitalizado las opciones del Partido Demócrata.
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