Vera Atkins, la espía británica que inspiró a Moneypenny en James Bond
Si investigamos las figuras femeninas de la historia, encontramos curiosos personajes. Es el caso de la espía británica Vera Atkins.
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La rumana Vera Atkins fue una oficial de inteligencia británica con excepcionales cualidades. Asumió muchos roles como espía y más tarde se encargaba de reclutar y entrenar personal capacitado. Planificó innumerable cantidad de operaciones secretas en Francia y logró descifrar mensajes alemanes codificados cuando nadie podía hacerlo.
Vera Atkins, la Moneypenny de Ian Fleming
Vera Atkins era conocida por una expresión inmutable, con pocas demostraciones de sus emociones y particularmente dura en los entrenamientos a sus reclutas.
Sus hazañas y estrategias fueron tan impresionantes que inspiraron al escritor Ian Fleming para crear el personaje ficticio de “M”, basado en todas sus experiencias como espía e instructora de nuevos agentes secretos.
Si bien se la conocía por su rigidez de mando y frialdad, era respetada y admirada por todos los agentes. Cuando 118 de ellos se habían declarado desaparecidos después de la guerra, fue Atkins quien trabajó incansablemente para encontrarlos, y lo consiguió con la inmensa mayoría.
Vera Atkins, la espía británica
Vera Atkins nació en Rumania el 16 de junio de 1908 y falleció en el año 2000. Fue hija de padre judío alemán y madre británica.
En sus primeros años, vivió en una gran mansión en Bucarest y luego asistió a la escuela en París, donde estudió lenguas. Algún tiempo después estudió secretariado en una universidad de Londres.
A su vuelta a Bucarest, entró en contacto con varios diplomáticos, incluido un embajador alemán antinazi, que fue quien la lanzó en su camino de espionaje. En el año 1937, después de haber trabajado como traductora en una compañía petrolera, emigró a Gran Bretaña porque el clima político se había vuelto dramáticamente más fascista y antisemita.
Cuando los alemanes invaden Francia en el año 1940, Atkins se une a la rama francesa del Ejecutivo de Operaciones Especiales (SOE).
Si bien Atkins había sido contratada como secretaria, rápidamente ascendió de rango y se convirtió en la oficial principal de inteligencia de la división francesa, solo superada por su jefe, el coronel Maurice Buckmaster.
Atkins tenía la tarea de reclutar, entrenar y enviar agentes encubiertos a Francia. A todos les advertía de los peligros de su trabajo, donde las posibilidades de supervivencia eran del 50%.
Los reclutas provenían de todas las áreas de la sociedad, hombres y mujeres de clases bajas y altas, pero según Atkins, todos tenían en común que eran muy audaces y hablaban alemán y francés de manera fluida.
Al final del reclutamiento, Vera Atkins llamaba a los reclutas para que tomaran el té con ella. En ese momento, les entregaba sus nuevos documentos y los datos de sus misiones. De esta manera, Atkins formó a más de 400 agentes.
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