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¿Por qué los ciudadanos de Mónaco no pueden jugar en el Casino de Montecarlo?

El lujo y el juego tienen un importante papel para la economía del Principado de Mónaco. A pesar de tener una extensión realmente pequeña, este pequeño lugar es uno de los más ricos de Europa y cuenta con, sin duda, uno de los lugares favoritos para los amantes del juego: el Casino de Montecarlo.

Para hacernos una idea de cómo es vivir en Mónaco solo tenemos que revisar algunos de sus datos más curiosos.

Por ejemplo, más de un tercio de sus habitantes son millonarios, las casas son de auténtico lujo con cientos de metros cuadrados ya que se trata del país con las mansiones más caras del mundo.

Igualmente, en contraste con su fortuna, la mayor parte de sus habitantes han nacido en otro país que no es Mónaco.

Pero, si tienen tanta riqueza, y cuentan con uno de los casinos más populares y lujosos del mundo, ¿por qué los habitantes de Mónaco no pueden jugar allí?.

Una ley histórica

El Principado de Mónaco se creó oficialmente en el siglo XII, en el año 1215. La familia Gibelino, comenzó la construcción de un  castillo que iría abriéndose paso por la extensión que hoy conocemos que ocupa el principado.

Estos pensaron que, para atraer a los visitantes y dar fuerza a la economía de la zona, darían ventajas a todos aquellos que quisieran vivir allí como concesión de tierras o libertad fiscal más que favorable como no pagar impuestos.

Esta fue la primera piedra para atraer a las fortunas de todo el mundo. Ya en 1856 se construye el primer casino cerca del puerto. La crisis que sufría el país hizo que se iniciara la construcción del barrio de Montecarlo y el casino sería uno de los reclamos del principado para intentar aliviar su economía.

Al no cobrar impuestos, los aristócratas de la época comenzaron a comprar propiedades en Mónaco, y en especial en Montecarlo que, ayudado por el casino donde estos se dejaban el dinero, comenzó a ser uno de los barrios más ricos del mundo.

Solo para turistas

El príncipe de Mónaco, Carlos III, vio la gran ventaja que daba tener un lugar con un casino exitoso, rodeado de gente rica.

Por esto, y para que los habitantes de Mónaco no se endeudaran aún más y salvar la economía del país, dictó una ley en 1860, por la que los habitantes nacidos en el principado tenían prohibido entrar en el Casino de Montecarlo.

Actualmente, los ciudadanos de Mónaco pueden disfrutar de los lujos del casino como su teatro o la opera, pero siguen sin tener acceso a las salas de juego.