La increíble historia del naufragio de Shackleton en la Antártida
¿Has oído hablar de la increíble historia del naufragio de Shackleton en la Antártida? Aquí te la contamos.
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El barco británico Endurance quedó atrapado en el hielo de la Antártida durante 10 meses, mientras su casco era apretado por la presión. Finalmente, Ernest Shackleton y su tripulación debieron abandonarlo y acampar en el hielo. Mientras el barco se deshacía y crujía, los exploradores se preguntaban cómo iban a sobrevivir. Pero no solo lo hicieron, sino que llegaron a la civilización por sus propios medios.
La aventura de Shackleton en La Antártida
El Endurance, que partió de Georgia del Sur el 5 de diciembre de 1914, fue finalmente abandonado por su tripulación el 27 de octubre de 1915, pero los hombres no se encontraban en hielo firme, sino a la deriva.
El hielo se desplazaba hacia el norte y 6 meses después de vivir en él, el 7 de abril de 1916, los náufragos avistaron los picos nevados de dos islas: Clarence y Elephant. Dos días después, 9 de abril, el témpano comenzó a agrietarse y deshacerse, por lo cual trasladaron su campamento a sus botes.
Durante los 6 días siguientes, los hombres se enfrentaron a vientos huracanados y tempestades, y exhaustos, famélicos y enfermos de disentería, remaron hasta la isla Elefante, a la que llegaron el 15 de abril.
Estaban en tierra firme, pero su aventura recién comenzaba, pues la isla estaba totalmente abandonada. El único sitio habitable, al resguardo de unas escarpadas rocas, se inundaba constantemente y estaba a merced de los elementos. Allí el grupo construyó un refugio con piedras, hielo, pieles, el que calentaban con grasa animal.
“Mi nombre es Shackleton”
Después de recuperarse y de reconstruir uno de los botes, Shackleton y otros cinco hombres partieron hacia una estación ballenera ubicada en Georgia del Sur, a más de 800 millas de distancia. Viajaron 16 días, casi sin comida ni agua potable, durmiendo empapados y bajo los efectos de vientos furiosos y olas gigantescas.
Al llegar a su destino, sin embargo, sus penalidades no habrían de terminar. El barco había llegado al otro lado de la isla, y para llegar a la estación ballenera tuvieron que cruzar montañas y glaciares en una caminata muy difícil y peligrosa, durante 36 horas.
Según relata en sus crónicas el jefe de la estación, Thoralf Sørlle, cuando vio llegar a tres hombres tambaleándose, con el pelo y la barba enmarañados, las ropas hechas jirones y la cara negra por el hollín de la grasa y escuchó “Mi nombre es Shackleton”, se dio la vuelta y lloró.
Los 22 hombres restantes fueron rescatados en la Isla Elefante, no sin contratiempos. El primer barco se quedó sin combustible y se vio obligado a regresar, y el segundo fue rechazado por el hielo. Finalmente llegó la ayuda, cuando ya los náufragos habían perdido todas las esperanzas.
Comparte con tus amigos esta fascinante historia real del naufragio de Shackleton en la Antártida. La historia siempre tiene detalles realmente sorprendentes, que vale la pena conocer.
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