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Una de las ciudades más enigmáticas de la historia podría ocultar un sistema primitivo de lengua azteca

  • Ana López Vera
  • Máster en Periodismo Deportivo. Pasé por medios como Diario AS y ABC de Sevilla. También colaboré con la Real Federación de Fútbol Andaluza.

El hallazgo lingüístico en una ciudad ancestral mexicana podría cambiar lo que sabemos sobre los orígenes del náhuatl.

Las pirámides del Sol y de la Luna, junto con la majestuosa Calzada de los Muertos, son los últimos testigos de Teotihuacán, una metrópolis cuyo idioma, costumbres y nombre original siguen siendo un misterio.

No obstante, un estudio sugiere que esas paredes podrían guardar secretos de un sistema de escritura ligado a una forma temprana del lenguaje que siglos después hablarían los aztecas.

Teotihuacán podría esconder los primeros indicios de una lengua uto-azteca

El trabajo, publicado en la revista Current Anthropology y elaborado por los investigadores Magnus Pharao Hansen y Christophe Helmke, de la Universidad de Copenhague, propone que los glifos hallados en las cerámicas y relieves de la antigua ciudad pertenecen a una lengua uto-azteca primitiva.

Esta familia lingüística abarca idiomas como el náhuatl, el cora o el huichol, hablados por pueblos mesoamericanos mucho después de la caída de Teotihuacán.

De confirmarse, la hipótesis transformaría la comprensión histórica de la región, ya que situaría el origen de las lenguas uto-aztecas varios siglos antes de lo que se pensaba.

Según dijo Helmke a The New York Times, las coincidencias encontradas «implicarían una conexión directa entre Teotihuacán y los aztecas», pues varios de los símbolos muestran similitudes estructurales con logogramas usados siglos más tarde para representar palabras en náhuatl.

Una nueva metodología para descifrar la escritura antigua de Teotihuacán

El equipo danés se enfrentó a uno de los mayores obstáculos de la arqueología mesoamericana: la ausencia de un sistema de escritura completamente descifrado.

Para abordar el problema, diseñaron una metodología inédita basada en la reconstrucción fonética del náhuatl arcaico, ajustando el idioma a las condiciones lingüísticas que habrían existido hace casi dos milenios.

El sistema que analizan combina logogramas (símbolos con significado directo, como animales o elementos naturales) con jeroglíficos fonéticos, que representan sonidos. Si su teoría resulta correcta, los glifos no serían simples decoraciones rituales, sino parte de un lenguaje estructurado y funcional.

El estudio también abre la posibilidad de reinterpretar fragmentos de cerámica, murales y esculturas que hasta ahora habían sido considerados ornamentales.

«Sería estupendo poder encontrar los mismos signos utilizados de la misma manera en muchos más contextos», explicó Pharao Hansen en declaraciones citadas por Deutsche Welle (DW).

Para los investigadores, cada símbolo puede contener una clave lingüística que revele cómo se comunicaban los habitantes de esta urbe que llegó a tener más de 120.000 habitantes en su apogeo.

Escepticismo entre expertos sobre la conexión lingüística teotihuacana-azteca

No todos los especialistas comparten el entusiasmo. El lingüista Lyle Campbell, de la Universidad de Hawái, advirtió en declaraciones en The New York Times que los resultados aún son preliminares. Señala que existen muy pocos textos disponibles (apenas unos 300 fragmentos), lo que dificulta establecer patrones precisos.

Además, recuerda que Teotihuacán fue una ciudad multicultural, donde convivieron pueblos de diferentes regiones, incluidos grupos mayas y zapotecas, lo que complica atribuirle una única lengua.

A pesar de las dudas, el estudio ha reavivado el interés internacional por este centro ceremonial, comparado por muchos con la antigua Roma por su influencia cultural y arquitectónica.

Aunque hay menos del 5% del yacimiento excavado, los expertos confían en que futuras exploraciones aporten nuevas piezas que permitan descifrar definitivamente la lengua perdida de Teotihuacán.