Atrio: la tercera estrella más merecida aterriza por fin en Cáceres

Toño Pérez y José Polo
Toño Pérez y José Polo

El auditorio El Greco, en Toledo, se rompió de aplausos. La gala de presentación de la Guía MICHELIN 2023 estaba a punto de terminar cuando la presentadora, Berta Collado, y Gwendal Poullennec, director internacional de estas históricas publicaciones, anunciaban la concesión
de la tercera estrella a Atrio, una dirección que lleva 35 años como baluarte de la cocina española.

Y el auditorio se emocionó de verdad. Si no lo saben, el mundo de la gastronomía es como cualquier otro cuando hay panoja de por medio: proliferan las envidias, las comparaciones, las ambiciones, el «tú tienes más y no lo mereces».

Pero la ovación atronadora dejó claras dos cosas: que el tercer macaron era merecidísimo y que Toño Pérez y José Polo son queridos a rabiar en el sector porque son dos buenos, grandes tipos.

Resultó imposible no emocionarse cuando Toño dedicó las estrellas a su «segunda piel» y compañero en sala, José Polo. «Es el broche de oro de una historia de amor», declaró emocionadísimo. Fue el único que invitó a su pareja a bajar al escenario, por cierto. Sin este amor de décadas, Atrio no se entendería. Juntos desde los 16 años, renunciaron a estudiar (José Filosofía, Toño, Bellas Artes) para construir, como autodidactas llenos de respeto, algo grandísimo en Cáceres, entonces un erial en lo gastronómico.

Toño Pérez en Atrio.
Toño Pérez en Atrio.

Y con perseverancia, fe y amor, lo consiguieron. Esta estrella (la segunda la alcanzaron en 2004) debieron tenerla mucho antes: nadie tiene una bodega catedralicia como la suya ni ha elevado tanto la despensa ibérica de
Extremadura como ellos. Por no hablar de su hotel, ese templo al arte moderno. Tarde, pero llega.

La gente en Toledo se puso de pie y eso no se ve casi nunca en una gala donde más de uno sonríe por fuera y maldice por dentro cuando al rival le dan algo. Echen un vistazo estos días a las reseñas de Google de los nuevos premiados y entenderán lo que les digo.

A José y Toño se les quiere y no es solo porque sean tipos detallistas y atentos. Es que son buena gente. Cuidan a su equipo, que les recibió con globos y una algazara que lo atestigua a su regreso al Relais&Châteaux Atrio. El mes que viene quieren presentar la Fundación Atrio. Dicen que, cuando empezaron, no tenían nada, y que tampoco quieren tenerlo: Atrio será para
los cacereños, los naturales de una tierra a la que llevan honrando toda una vida a través de la cocina.

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