Gastronomía
Comidas tradicionales

En los años 80 lo merendábamos sin parar en España: hoy a nadie se le ocurriría mezclar esos ingredientes

  • Manuel Morera
  • Periodista y fundador del pódcast V9, el programa de F1 más escuchado de España. Universidad de Valencia y Radio 3. Anteriormente en ElDesmarque, Levante TV y Las Provincias.

Hay comidas que nos resultan impensables, pero la justificación es que fueron alimentos de moda en la posguerra, hace mucho tiempo. Sin embargo, en los años ochenta era habitual ver a los niños merendar un plato, que hoy nos escandalizaría por sus ingredientes.

Hasta la década de los 90, era habitual que los niños españoles merendasen Bony. Un producto que estaba en todo buen quiosco y ultramarinos, y que lo tenía todo para triunfar (menos salud).

Se trataba de un dulce que mezclaba bizcocho, chocolate y mermelada de fresa. Una combinación que entonces era un éxito absoluto y que hoy resultaría, como poco, sorprendente.

La merienda de los niños de España en los 80 y 90 que hoy resultaría impensable

El Bony fue, sin discusión, uno de los bollos más característicos de la infancia de los años 80 y 90 en España.

Su formato rectangular, su interior de bizcocho esponjoso y su cobertura de chocolate, con una capa de mermelada de fresa en el interior, lo convirtieron en una merienda habitual en recreos y casas de todo el país.

A diferencia de otros productos de la época, el Bony destacaba por un sabor muy equilibrado, pese a la aparente mezcla imposible de ingredientes.

El contraste entre el dulzor del chocolate y el punto ácido de la fresa funcionaba sorprendentemente bien, algo que explica por qué ha perdurado tanto tiempo casi sin cambios en su receta original.

Además, era perfecto para poder comerlo sin parar de jugar, ya que la forma invitaba a disfrutarlo a bocados, cogiéndolo como si fuera un palo ancho. Perfecto para los niños que no paraban quietos.

Cómo cambio la merienda más famosa de los ochenta en España: hasta tiene mascota

Otro detalle llamativo del Bony es que, durante mucho tiempo, careció de mascota o personaje, algo poco habitual en los bollos infantiles de la época.

Eso sí, al final acabaron solucionando esta ausencia. La marcó incorporó un icono propio, que todavía le acompaña: un mono de aspecto peculiar, que terminó asociándose con el producto.

Quizás fue una solución tardía, pero lo cierto es que no necesitaron modernizar su imagen hasta casi el siglo XXI. Todo gracias a un dulce con una forma y sabor inigualables.

Pese a no ser el bollo más atractivo a nivel estético ni el mejor posicionado comercialmente, el Bony ha logrado algo que muy pocos pueden decir: mantener su esencia durante décadas y seguir siendo reconocido como uno de los sabores más icónicos de la merienda española ochentera.

Otras meriendas ochenteras de los niños, que hoy serían impensables

El Bony en su receta original es difícil de entender desde una perspectiva nutricional en el siglo XXI, pero de vez en cuando es bueno darse un capricho. Sin embargo, hay tora merienda ochentera que no tiene justificación en niños.

El pan mojado en vino fue durante años una solución sencilla y barata en muchas casas, especialmente en zonas rurales y en familias humildes.

No se trataba de una excepción puntual, sino de una práctica bastante extendida. El vino se diluía a veces en agua o se usaba en pequeñas cantidades, pero formaba parte del alimento sin preguntarse si era bueno.

No se veía como una bebida exclusivamente destinada a adultos, sino como un producto natural, presente en la mesa y ligado a la tierra. A los niños se les ofrecía pan con vino del mismo modo que hoy se les da un bocadillo o unas galletas.

Hay muchas comidas que en los ochenta eran habituales, pero que hoy en día cuestan de encontrar. En el caso del pan con vino es porque socialmente se percibe como inaceptable.

De hecho, si alguien se enterase de que tu hijo merienda pan mojado en alcohol hasta podría tener consecuencias legales. Y es que el consumo en menores está totalmente desaconsejado.