España

Sánchez impone la inquisición de género en Exteriores: todos los altos cargos deberán promover el feminismo

Pedro Sánchez está empeñado en imponer un modelo de política exterior feminista. Con ese fin ha dado dos pasos. El primero de ellos, dar instrucciones sobre el comportamiento del personal diplomático para que todos ellos promuevan activamente las políticas de género, especialmente, si quieren ascender y ocupar cargos relevantes. El segundo, designar a una inspectora de feminismo para que vigile el cumplimiento de este mandato. Toda una inquisición de género.

«España apuesta por una concepción práctica de la política exterior feminista con metodo­logía propia orientada a acciones concretas”. Así detalla la nueva política exterior el manual que ha entregado el Gobierno al personal de Exteriores con un propósito: convertir las embajadas en apostolados del feminismo.

Marruecos, el gas argelino, la pérdida de peso en la UE o ante EEUU, todo ello, por lo visto es secundario. La política de género ha pasado a ser el gran objetivo de la agenda exterior. El mencionado manual va a más y señala que, en esta política, “se seguirá un enfoque dual: reforzaremos las líneas prioritarias de trabajo del Servicio Exte­rior en este ámbito a la vez que se irá incorporando el enfoque de género en todas las fases de la política exterior, así como en todas sus acciones”.

Porque “la nueva Estrategia de Acción Ex­terior de España recoge la promoción activa de la igualdad de género como un principio transversal y un eje prioritario de la acción exterior española”, añade el texto entregado ya al cuerpo diplomático.

Catecismo feminista

El nuevo catecismo feminista señala igualmente que “esta política se desarrollará sobre la base de cinco principios” que han de regir la “ac­ción exterior en todas sus fases y todas sus áreas”.

En primer lugar, en el “enfoque transformativo: España fomen­tará una visión global de su política exterior feminista, eliminando el trabajo en silos y ase­gurando la coherencia entre todas las áreas de acción exterior.

Se busca un cambio profundo y estructural en las metodologías de trabajo y cultura institucional, en aras de que toda ac­ción realizada incorpore el enfoque de género de forma transversal y sistemática”.

El segundo enfoque será el del “liderazgo comprometido: el conjunto del Servicio Exterior asume el compromiso de pro­mover en el ámbito de sus competencias una política exterior feminista, integrando el prin­cipio de igualdad entre sus prioridades y ase­gurando la dirección de los recursos humanos, materiales y financieros disponibles con arre­glo a dicho marco general de actuación”.

El ‘catecismo feminista’ de Exteriores

Además, se incorpora el principio de la “apropiación: se han puesto en marcha mecanismos de coordinación para fomentar la apropiación de la política exterior feminista por todo el Servicio Exterior”. Y ahí llega el gran mazazo: “Las personas ocu­pando puestos de liderazgo tienen la responsa­bilidad específica de promover la igualdad de género en su ámbito”. Traducido: si no se promueve el feminismo, será complicado tener un “puesto de liderazgo”.

El siguiente punto es el de la “participación inclusiva y fomento de alianzas: resulta imprescindible aunar esfuer­zos con todos los actores que puedan contribuir a lograr avances concretos y durables para la realidad de las mujeres. La política exterior feminista se llevará a cabo en estrecha colabo­ración con otros Ministerios, en especial con el Ministerio de Igualdad.

«Perspectiva de la interseccionalidad»

Y, por último, el punto denominado como “interseccionalidad y diversidad: la incor­poración del enfoque de género en política exterior supone necesariamente trabajar desde la perspectiva de la interseccionalidad. No es posible avanzar en la situación real de las mujeres y niñas sin tener en cuenta que las discriminaciones pueden ser múltiples. Las mujeres sufren discriminación por el hecho de ser mujeres, pero además pueden sufrirla por su origen étnico o racial, orientación sexual o identidad de género (mujeres LGTBI), estatus económico, creencia religiosa, discapacidad o lugar de origen”.

Promover el feminismo desde cualquiera de esos ángulos es la gran tarea, a partir de ahora, del cuerpo diplomático. A menos, que estén dispuestos a quedar fuera de los puestos “de liderazgo”. Es más, como señala el texto, “la Agencia Española de Cooperación Inter­ nacional y al Desarrollo (AECID) también cuen­ta con una Guía específica de transversali­zación del enfoque de Género en desarrollo (GED) en el resto de políticas e intervenciones sectoriales de gran utilidad operativa para ga­rantizar que los elementos de dicho enfoque estén incorporados en todas las intervencio­nes de cooperación”.