Los proetarras de Bildu y el BNG lanzaron en 2018 el plan para desestabilizar el Estado desde Galicia
El Bloque secunda la hoja de ruta de Otegi: "Vascos, catalanes y gallegos debemos jugar esta partida juntos"
Sigue aquí minuto a minuto la última hora de las elecciones gallegas
Las elecciones gallegas de este domingo se siguen con atención en el cuartel general de la proetarra EH Bildu, conscientes de que es una cita clave en su estrategia para desestabilizar el Estado y acelerar su desintegración. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) es su alfil en este tablero. Lo es desde hace años y nunca hasta ahora había alcanzado un potencial tan amplio para los intereses de los herederos de ETA. El BNG también lo sabe, es partícipe de esa hoja de ruta que estableció Bildu ya en 2018 y que el Bloque de Pontón ha seguido al pie de la letra.
«Vascos, catalanes y gallegos debemos jugar esta partida juntos», dijo Otegi hace cinco años, y la alianza no tardó en trabarse. Desde entonces, el guion se cumple sin fisuras con el concurso de un BNG al que el PSOE de Sánchez se abraza para intentar desbancar de la Xunta al constitucionalismo del PP.
Documentos internos de EH Bildu hace años que inciden, con reiteración, en esa llamada a crear un frente común entre los proetarras y sus parientes independentistas de Cataluña (ERC, Junts y los antisistema de las CUP) y de Galicia, el BNG. Y esas esencias estratégicas reflejadas en los papeles de EH Bildu las verbalizó Otegi el 11 de noviembre de 2018. Fue la puesta de largo. Eligió para la ocasión el altavoz de la órbita proetarra, el diario Gara, heredero mediático del Egin, de cuya redacción fue peso pesado la hoy diputada nacional Mertxe Aixpurua. Ahora es socia del PSOE aplaudida con amabilidad por los de Sánchez; cuando militaba en la maquinaria mediática abertzale fue condenada por servir a la causa terrorista, por apologeta de la criminal ETA.
Otegi, ese 11 de noviembre de 2018, en Gara, dejaba claro lo que quería que fuera el BNG. Y pocos días después, el BNG de la hoy aspirante a la presidencia de Galicia, Ana Pontón, se apuntaba al guion de EH Bildu y se lanzaba a sus brazos para concurrir juntos a las elecciones europeas que asomaban en el horizonte. Aquella coalición se repetirá de nuevo el próximo junio, con el Bloque de Pontón presentándose a las europeas con el etarra Pernando Barrena de cabeza de lista. Barrena fue condenado en su día por vinculación con la banda terrorista. Y a él, por cierto, le ha estado garantizando sueldo el BNG como asesor de la eurodiputada Ana Miranda, del Bloque.
«Sincronizados» contra el Estado
La alianza entablada y reforzada desde entonces entre el BNG y EH Bildu no fue una cuestión menor. Como dejó claro Arnaldo Otegi en aquella entrevista, esa sociedad de gananciales va dirigida a dinamitar las estructuras del Estado, el Estado de derecho de la Constitución de 1978. «Vascos, catalanes y gallegos debemos jugar esta partida juntos, coordinados y sincronizados frente al Estado», remarcó Otegi días antes de que el BNG respondiera, entusiasta, a esa propuesta.
«En el marco europeo o en el español, ¿qué sentido tiene que vascos, catalanes y gallegos juguemos cada uno con sus siglas?», indicaba igualmente Otegi. «Esto tiene una potencialidad enorme», subrayaba, con el objetivo prioritario de forzar la independencia del País Vasco, Cataluña y Galicia.
Cualquier participación en la política española es instrumental. También lo dejaba claro Otegi cuando explicaba esa hoja de ruta de la que participa el BNG de Ana Pontón bajo la tutela de EH Bildu. «Frente al Estado los pueblos tenemos que jugar juntos», y por «pueblos» se refería –y refiere– exclusivamente a los independentistas.
Romper la unidad de España
Esa instrumentalización de la presencia de Bildu, del BNG o del separatismo catalán en la política española la resumía con claridad el dirigente de la formación proetarra. Lejos de lo que intenta vender el sanchismo, no es contribuir a la gobernabilidad de España sino penetrar en las estructuras del Estado para romperlo mediante el «derecho a decidir». Es decir, la independencia del País Vasco, Cataluña y Galicia.
Cuando el BNG de Pontón estrenó en 2018 esta estrategia hoy vigente y compartida con Bildu, Otegi tenía claro que Pedro Sánchez iba a estar dispuesto a pactar con ellos para afianzarse en el poder, como efectivamente ha hecho. «Necesitan que sumemos en el Congreso, nos necesitan a los independentistas», auguró Otegi. Unos meses antes, Sánchez ya se había instalado en La Moncloa gracias a los votos del separatismo radical y proetarra, la amalgama separatista que sacó adelante la moción de censura contra Rajoy. Y, desde entonces, el PSOE no ha hecho más que reforzar esas alianzas, blanqueando la imagen del independentismo –proetarras incluidos– con una edulcorada versión «democrática» por la «gobernabilidad» que el secesionismo ha dejado claro que no es su objetivo real.
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