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Una veterinaria alerta sobre lo que no debes hacer jamás si a tu perro le dan miedo los petardos: lo empeora todo

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

El miedo a los petardos y fuegos artificiales es uno de los problemas de comportamiento más habituales en los perros. Ahora que se acerca la Nochevieja, aunque para muchas personas estos ruidos forman parte de la celebración, para los animales pueden convertirse en una auténtica pesadilla. En este contexto, una veterinaria alerta sobre algunos errores que cometen muchos dueños cuando a su perro le dan miedo los petardos, los cuales pueden empeorar notablemente la situación.

No se trata de una advertencia que deba tomarse a la ligera, ya que se calcula que más del 40 % de los perros tienen miedo a los ruidos fuertes. En algunos casos es una inquietud leve, pero en otros el animal puede llegar a sufrir crisis de pánico, con temblores, jadeo excesivo, intentos de huida, ladridos constantes o incluso conductas destructivas. La veterinaria explica que el origen de este temor suele estar relacionado con la sensibilidad auditiva de los perros, así como con experiencias negativas previas.

El error más frecuente si al perro le dan miedo los petardos

Uno de los fallos más habituales que cometen los dueños es intentar que el perro se enfrente al ruido «para que se acostumbre». Según la experta, es una de las peores decisiones posibles, ya que esta exposición forzada no sólo no ayuda, sino que puede intensificar el miedo. El animal, al no poder escapar del estímulo, puede sentirse atrapado y aumentar su nivel de estrés. En casos graves, esta práctica puede derivar en fobias más profundas o en reacciones imprevisibles.

Otro error frecuente es pensar que lo mejor es no hacer caso al animal, con la idea de que así «se le pasará antes». Sin embargo, ignorar completamente a un perro que está claramente asustado por el ruido de los petardos puede hacer que se sienta desprotegido y solo frente a una amenaza que no comprende.

La veterinaria subraya que el miedo es una emoción real, y minimizarlo o restarle importancia no hace que desaparezca, sino que puede aumentar la sensación de inseguridad y desamparo. El perro necesita sentir que su cuidador es una figura de apoyo y referencia, especialmente en situaciones que percibe como peligrosas.

En el lado opuesto se encuentran quienes intentan tranquilizar con abrazos constantes o gestos que denotan angustia. Según la veterinaria, esta actitud tampoco es la más recomendable porque puede transmitir al animal que realmente hay un motivo grave para alarmarse. Los perros son expertos en leer el lenguaje corporal y emocional de las personas, por lo que la ansiedad del dueño puede amplificar su propio miedo.

La clave, según la experta, está en el equilibrio. Tranquilizar al perro no empeora el miedo si se hace de forma calmada. Acompañar con naturalidad, hablarle con voz suave y mantener la rutina puede ser mucho más efectivo que intentar consolar al animal de manera desesperada.

Castigar al animal por comportamientos derivados del miedo, como ladrar, temblar o esconderse, es otro fallo que puede tener consecuencias muy negativas. El perro no entiende que se le reprenda por algo que no puede controlar, lo que puede deteriorar el vínculo con su dueño.

Crear un entorno seguro

La veterinaria insiste en que uno de los aspectos más importantes es ofrecerle al perro un lugar donde pueda refugiarse. Puede ser una habitación interior, una cama cubierta o un espacio donde se sienta protegido. Permitir que el animal elija dónde estar y no obligarlo a salir de su refugio es esencial para que recupere cierta sensación de control.