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DEFENSA

Preocupación en Defensa por la relación con la OTAN: «Rutte no puede ni ver a Sánchez»

Rutte, que ha tenido fuertes encontronazos con Sánchez, criticó el escaso gasto militar de España

El primer ministro saliente holandés, Mark Rutte, será el próximo secretario general de la OTAN. Uno de los puestos internacionales a los que aspiraba -o eso decía Moncloa- el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La llegada del holandés al liderazgo de la Alianza Atlántica no ha sido recibida como una buena noticia en el Ejecutivo socialista. Rutte ha sido muy crítico con Sánchez por sus incumplimientos a la hora de aumentar el gasto militar hasta el 2% del PIB, una tarea que Holanda sí ha cumplido y en la que España llegará a la cola de la OTAN en la próxima gran cumbre de julio en Washington. La cumbre en la que asumirá formalmente el cargo Rutte. En Defensa, que conocen la relación complicada de Sánchez con el holandés.

«No le puede ni ver. No hay nada de conexión entre ellos, y no es el mejor momento para ello». La preocupación en círculos del mando militar español con la renovación de la Secretaría General de la OTAN es patente estos días. Una preocupación que ha calado entre mandos militares, pero también entre la cúpula política, que pronostica tiempos difíciles para España en su relación con la Alianza. La situación adquiere un cariz más preocupante aún si se tiene en cuenta que el republicano Donald Trump tiene papeletas para volver de nuevo a la Casa Blanca. Fue él quien más presión ejerció sobre los países «morosos» que, como España, no cumplían el horizonte de gasto militar prometido. Llegó, incluso, a apartar a los países «mororos» de la cadena de decisión de la Alianza.

De hecho, Rutte ha sido una de las voces más críticas contra Sánchez cuando la OTAN ha tenido que posicionarse en cuestiones de apoyo económico a Ucrania o de gasto militar interno. Rutte, que agota así 14 años al frente del Gobierno holandés, estaba en la cumbre de Gales de 2014 donde la OTAN firmó un compromiso para que todos sus aliados alcanzasen un 2% del PIB en defensa. Una promesa que también firmó España, que en aquel entonces dedicaba un 0,92% de su PIB al gasto militar. Holanda, por aquel entonces, un 1,15%.

Han pasado ya diez años de aquella cumbre, justo el plazo que se habían dado todos los aliados para alcanzar esa meta, y Holanda ha conseguido alcanzar lo prometido con un 2,05%. España, sin embargo, acude al examen final con la peor nota de toda la clase: un 1,28%. Ni cerca, siquiera, de lo prometido. Con Sánchez en Moncloa sólo se ha sumado, en seis años, un 0,4%. España está a la cola del gasto.

Además, Holanda ha sido uno de los países que más ha presionado a Sánchez para que se sumase a la entrega multinacional de misiles Patriot a Ucrania. Algo a lo que se negaba en un primer momento Sánchez por las presiones de sus socios de Gobierno.

Encontronazos

Los rifirrafes entre Sánchez y Rutte se iniciaron con motivo de la respuesta que la UE dio a la crisis económica propiciada por la pandemia del Covid-19. Especialmente por las ayudas económicas consignadas por Bruselas para iniciar la recuperación.

Esta oposición no sólo ha sido verbal, sino que se ha reflejado en las negociaciones de los fondos europeos, donde Rutte jugó un papel fundamental al insistir en condiciones estrictas para la asignación de estos fondos, en contraposición a las condiciones más flexibles defendidas por Sánchez​.

En un primer momento, Moncloa relacionó la inquina de Rutte contra Sánchez como parte del pulso por las tres grandes vacantes internacionales que iban a quedar libres en Europa: la OTAN, la Presidencia de la Comisión Europea y la del Consejo de Europa. Con Rutte colgando políticamente de un hilo, y con Sánchez enfrentándose a un panorama electoral incierto, el líder holandés inició una dura campaña contra Sánchez en Europa.

El político holandés, que lideró cuatro gobiernos desde 2010 y tres de ellos tuvieron que disolverse antes del final de la legislatura, proviene de una línea liberal. La relación entre Rutte y Sánchez ha estado marcada por tensiones y diferencias notables, especialmente en temas económicos y políticos.

Cumbre «muy difícil»

La del próximo mes de julio en Washington no va a ser, ni mucho menos, una cumbre de la OTAN tranquila para Pedro Sánchez. Lo sabe Moncloa y lo sabe Defensa. Por ello, ya se preparan para un encuentro tenso y cargado de reproches hacia España por algunos de los incumplimientos, desmanes y desplantes que ha protagonizado el Gobierno de Pedro Sánchez desde el pasado mes de diciembre. En el equipo del presidente se ha constatado que hay aliados, como Estados Unidos, «muy molestos» con algunas decisiones, y no se refieren exclusivamente al reconocimiento unilateral de Palestina.

Moncloa está preparando con gran celo la reunión de líderes de la OTAN que tendrá lugar los próximos 9, 10 y 11 de julio en la capital de Estados Unidos. Una cita a la que el Gobierno acudía con grandes expectativas, tras considerar que España asumió una posición de liderazgo en 2022 tras la invasión rusa de Ucrania y tras organizar la cumbre de la OTAN de aquel año. Sin embargo, al equipo de asesores del presidente se le ha disipado cualquier expectativa optimista ante la cita.

Han sido los Ministerios de Exteriores y de Defensa los que le han pinchado el globo al presidente del Gobierno, advirtiéndole que se encontrará con algunas caras largas por parte de aliados. En primer lugar, dicen, porque en 2024 se deberían haber cumplido los objetivos marcados en la cumbre de Gales de 2014, que daba a España 10 años para adecuarse a la meta de invertir el 2% de su PIB en defensa. España, gobernada por Sánchez en 6 de estos 10 años, sigue estando a la cola del gasto con un 1,3%. Un 70% de los países de la Alianza ya cumplen la promesa realizada en este sentido en 2014.

Pero esa no es la sorpresa -esperada, por otra parte- que le aguarda a Sánchez en Washington. Según fuentes próximas al Gobierno, consultadas por OKDIARIO, una de las principales quejas de sus socios a las que se enfrentará tiene que ver con la espantada internacional de España ante la situación de crisis que se vive en el Mar Rojo desde el inicio de la guerra de Israel contra Hamás.