Crisis del coronavirus

Moncloa ocultó que los test chinos defectuosos sólo llevaban 9 días en el mercado europeo

Los productos de Shenzhen Bioeasy fueron notificados por un representante autorizado a las autoridades belgas el 12 de marzo

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Salvador Illa
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el documento que no mostró Moncloa sobre los test 'pirata'.
Segundo Sanz

La empresa china Shenzhen Bioeasy Biotechnology, a la que el Gobierno de Pedro Sánchez devolvió por defectuosos 640.000 test rápidos de coronavirus y de la que espera recibir una nueva remesa con otro modelo, sólo llevaba 9 días en el mercado europeo cuando el Ejecutivo recurrió a ella. Un dato que Moncloa ocultó el pasado jueves y que la propia empresa china ha revelado en su perfil de LinkedIn.

Y es que el citado test rápido de Shenzhen Bioeasy Biotechnology entró en el mercado europeo previa comunicación de su representante autorizado Qarad a las autoridades belgas el pasado 12 de marzo, apenas nueve días antes de que el propio Sánchez anunciara esta compra y calificara el producto como «fiable». Además, la embajada china en España reveló que esta empresa no tiene licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos del país asiático y que no constaba en el listado de proveedores entregado por las autoridades chinas.

Según se recoge en el documento que ha hecho público la empresa china, la consultora belga Qarad remitió a las autoridades de aquel país la declaración de conformidad con la legislación europea por parte de Shenzhen Bioeasy como fabricante de los citados test. Un trámite realizado por dicha consultora tras analizar toda la documentación pero sin probar la calidad del producto. Posteriormente, el día 17 de marzo, Qarad comunicó a Shenzhen Bioeasy que el día 12 ya se había notificado estos productos a las autoridades belgas. A partir de esta fecha se podían comercializar en la Unión Europea.

El Gobierno trató el pasado jueves por todos los medios de enmendar su fiasco en la compra de los 640.000 test defectuosos. En concreto, la secretaría de Estado de Comunicación envió a los medios la declaración de conformidad de la empresa china Shenzhen Bioeasy Biotechnology, una hoja elaborada por la propia firma de Guangdong en la que señala que sus test se ajustan a las disposiciones de la Directiva Europea 98/79/EC y estándares para dispositivos médicos de diagnóstico in vitro. Aquí no se dice que el representante autorizado belga notificó estos productos a las autoridades competentes belgas con fecha del 12 de marzo.

Así mismo, el Gobierno de Pedro Sánchez también remitió a la prensa una documento con otra certificación distinta al marcado CE, en este caso, la marca TÜV concedida por el alemán DAkkS. Se da la circunstancia de que el marcado CE (el que permite comercializar en Europa a productos chinos) y el TÜV son diferentes.

El expediente

Entretanto, la oposición ya ha exigido explicaciones al Gobierno. El PP ha solicitado que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, comparezca en la Comisión de Sanidad del Congreso, en su nueva condición de gestora de la compra de material sanitario, para rendir cuentas sobre la adquisición de estos test defectuosos. Los populares también han pedido que acuda a este mismo órgano y por el mismo asunto la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, María Jesús Lamas.

También han reclamado el expediente administrativo relacionado con la adquisición de estos test; los certificados de acreditación de dicha empresa para la comercialización de estas pruebas, así como los informes o listados remitidos por el Gobierno chino a través del Ministerio de Comercio o cualquier otro medio oficial donde se relacionen proveedores para la adquisición de material sanitario en ese país.

Por su parte, Vox ha reclamado igualmente el citado expediente administrativo y ha registrado un batería de preguntas parlamentarias para saber, por ejemplo, quién fue el proveedor nacional que medió en la compra de estos test y que el Gobierno no quiere revelar.

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