La monarquía española reconoció hace 30 años los abusos de los españoles con los indios mexicanos
Fue en enero de 1990, concretamente en un encuentro de los reyes Juan Carlos y Sofía con decenas de representantes de las tribus nativas de la región de Oaxaca durante una visita de Estado a México. El entonces Jefe del Estado español dirigió unas emocionadas palabras a los indios congregados en torno a un árbol milenario en las que reconoció los excesos cometidos por los conquistadores españoles con la población nativa cuando viajaron al que consideraban el nuevo mundo. Unas palabras que pusieron punto final a un espectacular homenaje de los pobladores del estado oaxaqueño a los reyes españoles a los que agradecieron que, por fin, después de quinientos años, un monarca español les visitara por primera vez en su tierra.
Si el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se hubiera documentado sobre las palabras pronunciadas en su país por los monarcas españoles con anterioridad a su presidencia, quizá se hubiera evitado quedar como una persona no muy bien informada. Antes de escribir su impertinente carta al rey exigiéndole que pida perdón por los abusos cometidos por los españoles hace más de quinientos años, el Jefe del Estado mexicano debería haberse asesorado sobre las declaraciones hechas por parte de la monarquía española acerca de los excesos de los conquistadores.
Lo que parece completamente fuera de lugar, por parte del mandatario azteca, es sacar la bandera del agravio en un gesto muy cargado de demagogia, tres décadas después de que los propios indígenas ajustaran cuentas ya con los descendientes de la conquista de tierras mexicanas; sobre todo, que la reivindicación la haya realizado un descendiente de emigrantes españoles, con poca sangre indígena circulando por sus venas, cuyos padres o abuelos seguro medraron en tierras de ese gran país que es México y cuya responsabilidad es mayor que la que pueda tener en la actualidad el rey Felipe VI.
No es la primera vez que las reivindicaciones de los indígenas nativos iberoamericanos llegan hasta el representante de la Corona de España. En la Cumbre Iberoamerica de Bariloche, Argentina, unos representantes del pueblo mapuche reclamaron un encuentro con el rey Juan Carlos para pedirle que les devolviera las tierras que, según ellos, les habían sido arrebatadas por la monarquía española. El monarca les respondió, con gran respeto a sus exigencias, que él no podía hacer nada porque las tierras no pertenecían a España desde hacía siglos. Pero se comprometió con ellos a trasladar sus peticiones a los mandatarios de ese momento para que fueran escuchados y atendidos con atención e interés.
En muchas ocasiones, los españoles que visitamos México tenemos que aguantar que nos tilden con desprecio de gachupines, un término despectivo que se aplica a los ciudadanos de nuestro país que se hicieron ricos y medraron en tierras aztecas. Lo incoherente es que, en realidad, los que te endosan esa palabra son precisamente los descendientes de los españoles que hicieron fortuna allí, mientras que los antecesores de los increpados no emigraron nunca a tierras americanas.
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