España
Inmigración ilegal

Más de 500 sudaneses siguen escondidos en Marruecos esperando saltar la valla de Melilla de nuevo

El asalto del viernes a la frontera de Melilla acabó con 23 inmigrantes muertos, unos 200 inmigrantes heridos, un centenar de gendarmes marroquíes también heridos y 49 guardias civiles españoles también atendidos por las heridas. Las autoridades españolas, en contra de lo que dicen los marroquíes cifraron en unas 500 personas las que intentaron saltar ilegalmente a España de los 2.000 que malviven en el Monte Gurugú, del lado marroquí. Ahora las autoridades de Marruecos están trasladando a muchos de ellos lejos de la frontera con España en autobuses, pero otros 500 se han escondido y preparan un nuevo salto a Melilla cuando se organicen de nuevo.

A las 6.40 horas del viernes los puestos de vigilancia de la Guardia Civil observaron a cientos de personas en dirección a los cuatro corredores del Barrio Chino, que desembocan en una vaguada junto a la valla. En ese momento activaron la alarma anti-intrusión de la Comandancia de la Guardia Civil, que logró poner en estado de alerta a los agentes disponibles. El dispositivo desplegado en tiempo récord por España fue de un helicóptero de la Guardia Civil, siete patrullas de seguridad, tres patrullas de la compañía de Aduanas, tres equipos MIR y un dron, y por parte de la Policía Nacional se activaron cuatro patrullas y dos furgonetas de la Unidad de Intervención Policial (UIP). Además, dos patrullas de la Policía Local colaboraron cortando las carreteras para garantizar la seguridad de los melillense.

A pesar de todo esto no se pudo impedir el salto masivo de 133 inmigrantes, que lograron entrar en España de manera ilegal. El escándalo llegó desde el otro lado de la frontera, en Marruecos, por la muerte de al menos otros 23 junto a la valla del lado marroquí. Esto provocó que las autoridades de aquel país comenzaran durante la tarde del lunes y la mañana del martes el traslado masivo en autobuses de los inmigrantes en el Monte Gurugú, o al menos los que han podido atrapar y convencer para que subieran a los autobuses. No se sabe exactamente qué les han dicho sobre su destino a los inmigrantes, pero parece seguro que se los han llevado lejos de Melilla. La Guardia Civil ya repelió un asalto a Melilla de parecidas características, pero mucho menos violento, el pasado 15 de junio.

Sin embargo, al menos unos 500 de estos inmigrantes de origen sudanés y chadiano han preferido mantenerse escondidos en el monte y preparan el asalto para cuando las cosas se hayan relajado en la valla, de ambos lados.  Desde las asociaciones profesionales de la Guardia Civil se ha insistido en algunas ocasiones que el Ejército, que dispone de 3.000 efectivos en Melilla, ayude en la tarea de mantener la frontera segura cuando ocurren incidentes de este tipo. Pero Defensa se muestra reacia a desplegar soldados de uniforme tan cerca de Marruecos, a pesar de hacerlo en mayo de 2021 para frenar la entrada de miles de marroquíes por la frontera de El Tarajal, en Ceuta, en venganza por la estancia de Ibrahim Ghali, del Frente Polisario, en un hospital de Logroño.

El diputado Pablo Cambronero, en el grupo Mixto, ya denunció en mayo de este año en el Congreso de los Diputados, mediante pregunta parlamentaria, que en caso de conflicto mayor Melilla sería una plaza de difícil defensa, ya que la Comandancia General de Melilla dispone solo de una de las seis compañías de fusiles para proteger las islas y peñones de soberanía (Peñón de Alhucemas, Islas Chafarinas, Peñón de Vélez de la Gomera), «debiendo ser reforzada ante crisis, traducido en reducción de efectivos de la ya reducida guarnición melillense», dice el diputado en su pregunta, y añade que en Melilla solo hay un regimiento de Caballería «que realmente no sobrepasa en medios acorazados a un grupo (batallón)» y con sólo 26 carros de combate Leopard. Según Cambronero, los regimientos de Ingenieros tampoco disponen de Vehículos de Combate de Zapadores pesados para zona urbana.