España
Juicio del 1-O

Un mando de los Mossos relata la violencia del 20-S: «Ni el séptimo de caballería entraba al edificio»

El intendente de los Mossos d'Esquadra ha explicado en el juicio del 1-O que la violencia ejercida por los manifestantes separatistas de la ANC ante la Consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017 era tal que "ni con el séptimo de caballería entrábamos en la Consejería", ha relatado en el Tribunal Supremo.

El intendente de los Mossos d’Esquadra ha explicado en el juicio del 1-O que la violencia ejercida por los manifestantes separatistas de la ANC ante la Consejería de Economía el 20 de septiembre de 2017 era tal que «ni con el séptimo de caballería entrábamos en la Consejería», ha relatado en el Tribunal Supremo.

«Es un rechazo de la gente concentrada, lanzamiento de botellas, el cordón empieza desparecer por la presión de los concentrados y vence el cordón. Comuniqué que el cordón no estaba hecho por donde habían dicho y que no me permitía acceder hasta la Consejería de forma pacífica a través del cordón», ha descrito.

Ha relatado, además, que el expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez hizo una llamada el 20 de septiembre de 2017 durante la concentración ante la Consejería de Economía a un miembro del Govern o al «president» de la Generalitat Carles Puigdemont en la que pidió que estos agentes se marchasen de la zona. «Trapero está loco, ha perdido la chaveta, saca a la Brimo de aquí», dijo el exlíder de la asociación esta conversación telefónica.

Ha explicado también que el líder de la asociación tuvo una actitud «prepotente» y que cuestionó su actuación, por lo que declinó seguir hablando con él. No obstante, ha añadido que en un segundo encuentro, la postura de Sànchez cambió y le ofreció su colaboración para que los Mossos pudieran realizar su trabajo.

Las conversaciones surgieron a raíz de la actuación de los antidisturbios de los Mossos, que tenía la orden de llegar hasta la citada consejería, que estaba siendo registrada en el marco de la investigación de los preparativos del referéndum ilegal que dirige el Juzgado de Instrucción 13 de Barcelona, para realizar una cápsula de seguridad y facilitar la salida de la comisión judicial.

Intendente de los Mossos: «Tardamos casi dos horas en despejar todo aquello»

El testigo, que llegó al lugar de los hechos sobre las 17.00 horas porque se encontraba de libranza por «un compromiso familiar», ha constatado que las informaciones que le llegaban ese día eran «muy confusas», pues el número de integrantes de la comisión judicial iban variando e incluso le dijeron que tenía que sacar de allí a un «perro» de la Guardia Civil. Como le habían comentado que los voluntarios de la ANC habían realizado un pasillo, decidió introducirse en él con unos compañeros, uno de ellos provistos de una cámara de grabación, para ver cuál era la situación y cuántos efectivos podría necesitar para cumplir con el cometido.

No obstante, ha relatado que tuvo que volver hasta la posición inicial al ver que el pasillo humano, que era de menor longitud de lo esperado, no fue eficaz ante la violencia ejercida por los manifestantes, que lanzaron botellas de plástico y dirigieron insultos contra ellos. Durante la declaración, varios miembros del tribunal han ido tomado notas de la versión que estaba ofreciendo este mosso sobre lo ocurrido en esta concentración, que es una parte central del relato acusatorio de la Fiscalía, de la Abogacía del Estado y de la acusación popular ejercida por Vox.

Intendente de los Mossos: «El líder de ANC tuvo una actitud altiva, prepotente y complicada»

Según el mando de los Mossos, pasadas las 21.00 horas de la noche de ese 20 de septiembre es cuando su subinspector le comunica que Sànchez, el presidente de Òmnium Cultural y el cantautor y exdiputado del Parlament Lluís Llach quieren hablar con él. En ese momento, el expresidente de ANC, que es el que tomó la palabra, se mostró con una «actitud altiva, prepotente y complicada para mí», llegando a reprochar su actuación: «Esto que estáis haciendo no es lo que hemos acordado, largaos de aquí», ha recordado el testigo.

Según ha dicho, el responsable de la brigada móvil le explicó que iba a continuar con su cometido y que, por ello, Sànchez hizo una llamada telefónica, que no ha podido identificar si fue al expresidente de la Generalitat o al exconsejero de Interior, en la que dijo que «Trapero está loco, ha perdido la chaveta, saca a la Brimo de aquí».

Una vez finalizada esta conversación, el mosso le informó que podía «llamar al Papa de Roma», porque el continuaría con la orden que le habían dado hasta que le comunicasen lo contrario y que no iba a seguir hablando con él hasta que no se calmase. Posteriormente, hubo un segundo encuentro, en el que la actitud de Sànchez había «cambiado radicalmente», pues ya era más «conciliadora», incluso le ofreció ayuda y coordinación para tratar de «cambiar los ánimos de los ciudadanos para llegar a la Consejería».

Sobre el president de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, el entonces inspector ha aseverado que en todo momento fue más «colaboradora y cordial». De hecho, ha indicado que le recuerda dirigirse a los manifestantes en «tono elevado» para intentar «mediar y apaciguar» y decirles que «éramos Mossos, no guardias civiles», ya que se intentó agredir a dos agentes de mediación de la policía catalana que fueron confundidos con los del Instituto Armado.

A preguntas de Melero, el entonces responsable de la Brigada Móvil de la policía autonómica ha afirmado que finalmente consiguió entrar en la Consejería, aunque ha recalcado que le quedó «mal sabor de boca» por no llegar antes. En este sentido, ha apostillado que decidió no intervenir para abrirse camino porque podía provocar un «mal mayor» como una avalancha.

Intendente de los Mossos: «Ni el séptimo de caballería hubiera intervenido»

«Ni el séptimo de caballería» lo hubiese hecho en las mismas circunstancias, ha ironizado, al mismo tiempo que ha apuntado que en ese caso el uso de la fuerza habría estado «justificado», pero que no se hizo así porque existía un escaso «espacio físico».

Si bien, posteriormente ha narrado otro momento en el que sí hicieron uso de las defensas reglamentarias cuando cerca de las doce de la noche intentaron sacar los vehículos de la Guardia Civil, que tenían armas en su interior. Ha indicado que la «tipología» de la gente concentrada a esas horas era «peor» que por la mañana y que la zona estaba «lleno de botellas de cerveza» que les arrojaron cuando pasaron «en medio» de todas esas personas.

«Ahí es cuando autorizo el uso de la fuerza de forma contundente porque estaban saqueando los coches», a lo que se sumó la retirada «uno a uno» de todos los concentrados, porque la convocatoria había concluido. «Tardamos casi dos horas en despejar todo aquello», ha concluido el mando de los Mossos.

Después ha sido el turno de declaración del subinspector que se encargó de la actuación de los antidisturbios de los Mossos hasta que llegó su superior. La versión de este segundo testigo ha sido en un tono más medido, que ha llegado a afirmar que la actitud de las miles de personas congregadas no era «violenta», sino «de indignación».

Ante la insistencia sobre este aspecto del fiscal Javier Zaragoza, el mosso ha reiterado que no vio ningún intento de agresión a los Mossos ni escuchó insultos, al menos por la mañana. También ha querido señalar que más que «forcejeos» o «empujones» de la masa contra los Mossos cuando intentan acceder a la Consejería, hubo «presión hacia los policías».

Por último, ha apuntado que, pese a que la Guardia Civil pidió antes del mediodía que sacaran sus vehículos de la zona, los Mossos no pudieron debido a las miles de personas que se encontraban allí. «Ojalá hubiésemos podido sacarlos», ha dicho.