Los supuestos expertos de paz de Brian Currin vuelven a ponerse del lado del etarra Otegi

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Brian Currin y Arnaldo Otegi.

Nada se sabe de ellos en todo lo referente a víctimas y reconciliación, memoria, dignidad o justicia. Nada. El llamado Grupo Internacional de Contacto (GIC), liderado por el abogado sudafricano Brian Currin sólo aparece para apoyar los movimientos de la izquierda abertzale, heredera de los terroristas de ETA. Y lo han vuelto a hacer tras la salida de la cárcel de Arnaldo Otegi.

Este sábado, aprovechando el foco mediático del homenaje de miles de independentistas vascos al etarra convicto y ex dirigente de Batasuna, el GIC ha emitido un comunicado alentando a Otegi a «seguir trabajando por la paz», si es que lo ha hecho alguna vez.

Currin y los otros cinco supuestos expertos de paz han realizado un llamamiento a los partidos políticos y a los gobiernos de España y Francia para aprovechar lo que ellos consideran un evento «catalizador para renovar esfuerzos y abordar de forma creativa los problemas pendientes relativos a víctimas, personas presas y desarme».

Falta saber si los partidos herederos de ETA, Sortu, EH Bildu y demás formaciones van a reconocer en algún momento que ETA mató a 800 personas y aterrorizó a un país entero, secuestrando a decenas más y hostigando en las calles a quienes no pensaban como ellos. Y si lo van a condenar.

El GIC, integrado por presuntos expertos internacionales en procesos de paz y resolución de conflictos, muestra claramente su tendencia en este aspecto al recordar en su nota pública que «siempre» han considerado «que la detención, condena y encarcelación [sic] de Arnaldo Otegi hace más de seis años era contraproducente para el proceso de paz y una injusticia».

Asimismo, el GIC ha reconocido que en el momento de la detención de Otegi, anterior a la creación del Grupo Internacional de Contacto, «algunos de nosotros estábamos trabajando con él», pese a que ya estaba siendo investigado por colaboración con banda armada, al estar tratando de reconstruir un partido ilegalizado por formar parte de la estructura de una organización terrorista.

«Su agenda, así como la de la izquierda abertzale, estaba enfocada en conseguir el final de las actividades armadas de ETA y en el eventual decomiso de la armas de ETA», ha señalado el comunicado, para admitir que «ésta es también la agenda del GIC».

 

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