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Júlia Calvet (Vox): «¡Hay que despertar y reaccionar!… Si no, ¿qué quedará de España?»

Vox es el partido que más crece de 18 a 25 años: “Muchos chicos y chicas que aún no tienen edad de votar nos dicen que su primer voto será a Vox”

"Hay que resistir sin complejos ni medias tintas y saltar del sofá a la calle, no queremos ser la primera generación que viva peor que nuestros padres”

“Patria y familia son mis lemas. Los jóvenes tenemos el deber de preservar y transmitir la herencia de nuestros padres y abuelos, la cultura e identidad de España”

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«¡Hay que despertar y reaccionar!… Si no, ¿qué quedará de España y de Cataluña?». Es el grito de Júlia Calvet, 24 años, portavoz nacional de Juventud de Vox, diputada en el Parlament de Cataluña y experta resistente, pese a su juventud, al clima nazionalista impuesto en Cataluña desde hace décadas. Júlia Calvet hizo la carrera de Derecho entre pedradas, insultos, acoso y escupitajos de las hordas independentistas que campan a sus anchas no sólo por los campus catalanes, sino por toda la región. Y eso que proviene de una familia independentista: «Aprendí español con Disney Channel como el que se pone series de Netflix para aprender inglés. En la escuela sólo tenía dos horas de español». Y se ríe: «Las comidas en casa son divertidas».

Júlia Calvet saltó de la universidad a la política hace un año tras su trabajo en S’ha Acabat, la organización de los más valientes estudiantes de la universidad catalana. Calvet tenía claro su destino político en línea con sus valores: Vox. En una entrevista con OKDIARIO, Júlia Calvet cuenta que el PP le ofreció «varias veces» entrar en el partido y lo rechazó. No se sentía representada ni por la presidenta de la Comunidad de Madrid: «Ayuso es la gran estafa, como el PP en general y Alejandro Fernández en Cataluña». Santiago Abascal le encargó liderar uno de los tesoros a futuro del partido: la juventud. Vox es, en todas las encuestas, el partido que más crece entre los votantes de 18 a 25 años. Pero en Vox miran más allá, como explica Júlia Calvet, que patea ahora ya no sólo los barrios y pueblos de Cataluña, sino los de otras partes de España: «Es muy heavy. Vemos a chicos y chicas que no tienen aún edad de votar y nos dicen que su primer voto será a Vox. Adoran a Ignacio Garriga».

«¡Reaccionar!»

Júlia Calvet tiene claro que quiere «dar voz a todos esos jóvenes que hoy confían en Vox y que cada vez son más». Y escuchar: «Nos piden que frenemos la decadencia y la falta de futuro que nos ha traído el bipartidismo actual. Los jóvenes creen en nosotros porque no inventamos problemas artificiales como otros, sino que trasladamos los problemas reales de la calle a las instituciones. Otros partidos no pisan la calle». Calvet remarca los dos grandes problemas de los jóvenes: «La inseguridad en las calles llenas de gentuza por la inmigración descontrolada y el precio de la vivienda, que impide independizarnos y formar una familia».

Júlia Calvet repite: «No queremos ser la primera generación en vivir peor que nuestros padres. No pedimos la luna, sino cosas básicas: poder formar una familia, tener seguridad y vivir en libertad». Por eso, Calvet llama a agitar las conciencias para mover a la acción en un país «tercermundista», que baila la conga en pleno apagón y sigue votando a un Sánchez rodeado de corrupción: «¡Hay que despertar! Hay que saltar de la queja del sofá a la calle. Hay que reaccionar sin complejos ni medias tintas ante un sistema que nos ha traído la ruina».

Cataluña con Illa

Júlia Calvet es la diputada más joven del Parlament de Cataluña y, por ello, tuvieron que tragársela todos en la mesa de edad al constituirse ese pseudoparlamento donde desde el presidente Rull (Junts) hasta los periodistas hacen el vacío a los diputados de Vox como si fueran invisibles. Para Calvet, por más que Sánchez y el PSOE nos vendan un cambio, la Cataluña de Salvador Illa es la de siempre: «Cataluña va con Illa como los trenes [de Puente]: de mal en peor». No hay novedad: «El adoctrinamiento sigue con Illa en las escuelas». Y lamenta, pero entiende, el hartazgo de los jóvenes catalanes con la imposición del catalán. Esta misma semana, ha sido el último escrache violento de los independentistas en la universidad. El rector de la Universidad de Barcelona, Joan Guàrdia Olmos, permitió a la horda indepe habitual (y, generalmente, bastante sucia) un acto violento en la facultad de Historia contra el historiador Fernando Paz, que iba a dar una charla para desmontar los mitos de la Leyenda Negra de España en América: «Illa dice que en la universidad no pasa nada y que quien la hace la paga en Cataluña y eso sigue siendo mentira como antes».

Júlia Calvet confiesa que, como tantas chicas, va por la calle con un spray pimienta para defenderse y se apoya en los datos de la propia Generalitat para establecer una relación causa-efecto directa entre inmigración descontrolada e inseguridad: «Un inmigrante que entra ilegalmente a España ya ha cometido un delito y deber ser deportado. Los inmigrantes que vienen a España deben adaptarse y no imponer su cultura». Júlia Calvet patea mucho Cataluña y no acepta la creciente islamización visual y profunda que sufrimos: «El Islam es una cultura incompatible con la nuestra, que no respeta a la mujer. Hay barrios y pueblos en los que ya no encuentras a España o a Cataluña».

«Patria y familia»

En el perfil de sus redes sociales, Júlia Calvet hace una declaración de intenciones: «Patria y familia son mis valores». Y afirma: «Los jóvenes tenemos el deber de preservar y transmitir a nuestros hijos lo que heredamos de nuestros padres y abuelos. Tenemos el deber de preservar lo que somos, nuestra cultura e identidad y lo que España es». Ella lo tiene claro: «La pérdida de nuestra identidad y cultura es una amenaza real que el resto de partidos no quiere ver».

Júlia Calvet se declara católica: «Deseo a León XIV un buen pontificado y que traiga lo mejor a los católicos en esta nueva etapa». Pero no se atreve a juzgar a Francisco: «¿Quién soy yo para criticar a nadie?». Y menos a Donald Trump. Le preguntamos: «¿Qué te pareció lo de Trump vestido de Papa? ¿Fue una falta de respeto a los católicos, una payasada…?». Se sabe el guión y lo interpreta con sonrisa: «No sé… Maneras de hacer de Trump… Supongo… Pero bueno». No ha perdido la espontaneidad.

La verdad es que bastante tiene Júlia Calvet con la que está cayendo en Cataluña y en España con Sánchez para ocuparse de Trump. La Júlia Calvet política no ha perdido espontaneidad. Sigue transmitiendo el carácter que la hizo una resistente en Cataluña desde una familia indepe: «Debemos resistir. Si no, ¿qué quedará de Cataluña y de España?».

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