Investidura de Pedro Sánchez

Iglesias tumba una investidura de Sánchez por segunda vez

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias
Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

El rechazo a Rajoy era más fuerte que el deseo de construir un Gobierno alternativo de izquierdas. Esta realidad permitió a Pedro Sánchez llegar a La Moncloa tras una moción de censura con una amplia mayoría que se ahormó en apenas diez días y, sin embargo, tres meses no han sido suficientes para tejer otra que le permita seguir gobernando con plena capacidad de funciones. Tres años después, la abstención de Podemos tumba de nuevo la investidura del candidato socialista.

Pedro Sánchez ya está en la historia de la democracia española. Entró en ella al ser el primero en convertirse en presidente del Gobierno gracias a una moción de censura y desde ahora es el único que ha perdido cuatro votaciones para ser investido por la mayoría del Congreso de los Diputados. Ni siquiera ha sido capaz de hacerlo en las segundas oportunidades en las que, como la de hoy, y ya si la obligación de alcanzar la mayoría absoluta, le bastaba con obtener más ‘síes’ que ‘noes’.

En ambas oportunidades, 2016 y 2019, Pablo Iglesias, líder de Podemos, se ha encargado de cerrarle el paso. Hace tres años, por el veto de los morados a Ciudadanos. Hoy, en desacuerdo con el reparto del Consejo de Ministros que Sánchez ofrecía a sus socios. Podemos exigió más de lo que estuvo dispuesto a conceder el PSOE, si es que en algún momento Sánchez contempló algo distinto a volver a las urnas para reforzar su posición.

El candidato socialista intentó primero algo insólito: gobernar en solitario con apenas 123 de los 350 diputados de la Cámara baja. Creyó que apelando a la «responsabilidad» de PP y Ciudadanos, los Pablo Casado y Albert Rivera le despejarían el camino con su abstención.

Cegada esa vía, Sánchez intento después algo aún más inédito en Europa: gobernar apoyándose en el partido a la izquierda de la izquierda que representa el PSOE. En ninguna democracia occidental se ha dado nunca un Gobierno de coalición en el que el gran partido del centroizquierda lo haga junto a la formación que se sitúa a su izquierda. Ni siquiera en 1993 un Felipe González en minoría consideró sumar mayoría absoluta con IU.

La izquierda en llamas

La negociación saltó por los aires de una manera abrupta en vísperas de la votación decisiva. Podemos ha acusado a los negociadores de Pedro Sánchez de actuar «como una banda de trileros». Los socialistas a los podemitas de haber exigido «literalmente el Gobierno». La izquierda en llamas cuando, según Sánchez, «entre fuerzas de izquierdas la investidura debería haber estado garantizada desde el primer día».

El enfrentamiento entre las dos partidos de izquierdas ha alcanzado cotas nunca vistas desde 1975. Deslealtad, insultos, filtraciones… ¿Cicatrizarán estas heridas a lo largo del verano? Sánchez ha repetido hasta la saciedad que la investidura de julio era la única oportunidad que estaba sobre la mesa. Ahora comienza a correr el plazo de dos meses antes de que se vuelvan a convocar elecciones si el PSOE no logra articular una mayoría suficiente para investir a su candidato.

Volver a las urnas. Quizá ese fue siempre el objetivo de Sánchez, animado por unas encuestas que le pronostican más escaños y un declive de Podemos. Porque ahora Iglesias deberá explicar por qué, de nuevo, tumbó un Gobierno de izquierdas que Irene Montero iba a vicepresidir. «¿De qué sirve una izquierda que pierde incluso cuando gana?», le ha preguntado Sánchez antes de abandonar el estrado del hemiciclo como candidato derrotado, una vez más.

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