Han pasado 48 horas y Sánchez aún no ha felicitado a Meloni

Giorgia Meloni
Giorgia Meloni.
Vicente Mateu
  • Vicente Mateu
  • Portadista en OKDIARIO. Anteriormente fui redactor jefe de Política, Sociedad y Cierre en EL MUNDO; asesor del Gabinete de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia y Administración Territorial Soraya Sáenz de Santamaría; redactor de El Independiente... Y extremeño a mucha honra.

Han pasado 48 horas y Pedro Sánchez aún no ha asumido la nueva realidad política de Italia. Ya es martes y el presidente español aún no ha felicitado a la incontestable ganadora de los comicios Giorgia Meloni, que se convertirá en la primera mujer en presidir un Gobierno en la historia de su país. Una felicitación que entra dentro de la cortesía diplomática y que sí brindó anteriormente, por ejemplo, a Gustavo Petro cuando fue elegido presidente de Colombia, a la británica Liz Truss cuando sustituyó a Boris Johnson como primera ministra británica o al francés Emmanuel Macron tras su victoria electoral.

Sobre Petro, ex dirigente de la banda terrorista colombiana M-19, Sánchez afirmó que Colombia había elegido «igualdad, justicia social y ambiental». «Felicidades por esta histórica victoria y los mejores deseos de España para la nueva etapa que inicia el país. Seguiremos reforzando los lazos que nos unen», señaló el jefe del Ejecutivo en su cuenta personal en redes.

En la misma línea se refirió a Liz Truss cuando sustituyó a Boris Johnson. «Comienza una etapa para el país en la que España y Reino Unido continuarán cooperando en materias estratégicas, así como reforzando e impulsando nuestras relaciones bilaterales», apuntó el presidente.

«Gana la democracia y gana Europa» escribió Sánchez con la reelección de Macron, ya que en su opinión «los ciudadanos han elegido una Francia comprometida con una UE libre, fuerte y justa».

Aliados

Italia se había convertido en los últimos años en uno de los mejores aliados de España. Ahora todo puede cambiar. La victoria incontestable en las urnas de Meloni, que facilitará la formación de un gobierno de derechas, ha caído como un jarro de agua fría en el Palacio de La Moncloa. El propio presidente, Pedro Sánchez, ha transmitido «su preocupación» a los suyos por el ascenso de la periodista conservadora a la presidencia del país. «No es bueno para nosotros», ha llegado a verbalizar el jefe del Ejecutivo que, horas después de la victoria de Meloni, en su equipo evitan confirmar si la ha felicitado, como es habitual en la cortesía diplomática.

Fuentes cercanas al secretario general del PSOE lamentan que «no podemos normalizar la entrada de la ultraderecha en los gobiernos europeos». Entre otras cosas, ha argumentado Sánchez con su núcleo duro, porque «es la victoria del antieuropeísmo». Y ahora, con la mirada fijada en ocupar un cargo de relevancia en el conjunto de la UE en un futuro no muy lejano, planes que la llegada de Meloni al poder italiano puede entorpecer, reivindica «la necesidad» de «ser más Europa y más solidarios» entre los países comunitarios.

Una de los principales temores que recorren hoy el complejo de La Moncloa es «la respuesta que pueda dar Meloni a la guerra de Putin». En el entorno de Pedro Sánchez reivindican que «hay que ser implacables, no evidenciar grietas» por parte de los 27. Algo que temen se puede producir, tras varios meses de una unidad prácticamente indiscutible, teniendo en cuenta las declaraciones públicas que han hecho desde la candidatura de la ganadora de los comicios.

Colaboración

Con la pandemia los gobiernos español e italiano unieron sus esfuerzos para hacer frente a las reticencias de los conocidos como países frugales. Fue la perseverancia principalmente del mandatario italiano Mario Draghi, cuya dimisión provocó el adelanto electoral de ayer domingo, el que permitió la llegada masiva de los Fondos Europeos de Recuperación que promovió el presidente Sánchez.

Los ejecutivos de Italia y España, en abril de este mismo año, volvieron a unir sus fuerzas para luchar contra las reticencias que tenía entonces Alemania para aprobar un cambio profundo en el mercado energético de la UE. Una acuerdo que favorecía el desacople de los precios del gas del de la electricidad, lo que se bautizó como ‘excepción ibérica’. La medida ahora cuenta con un mayor respaldo. En paralelo a eso, no obstante, el Gobierno de Draghi negociaba con Argelia para convertirse en el principal receptor europeo de gas tras el giro histórico de Sánchez con el Sáhara.

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