Génova y Sol se preparan para una guerra larga: no rebajan sus exigencias en la pugna por el PP de Madrid

Génova Isabel Díaz Ayuso
Fotomontaje con Isabel García Ayuso.

Génova quiere un cambio de mando en el PP de Madrid el próximo año y sin la mediación de Miguel Ángel Rodríguez, jefe de gabinete de Isabel Díaz Ayuso. Sol quiere un congreso en fechas próximas y con libertad plena para negociar con el equipo que ellos decidan. Las posturas no se han movido tras los primeros compases de la tensión y todo ello apunta a una guerra larga.
La sede nacional quiere reivindicar la figura de Pablo Casado como líder de todo el partido. Sol pretende que se le dé el mismo trato que han recibido el resto de plazas, donde el presidente de la comunidad mantiene la presidencia del partido regional. Génova busca una negociación sin Miguel Ángel Rodríguez. Y Sol no está dispuesto a aceptar vetos en la composición de sus equipos.

La tensión ya ha saltado a todos los medios de comunicación. Y promete proseguir su presencia en las portadas porque los dos grupos afirman mantenerse en sus posiciones iniciales sin deseos de cambiar las exigencias.

Desde Génova se destaca que «el presidente es Casado» y, como espetó Teodoro García Egea, secretario general nacional, al jefe de gabinete madrileño Rodríguez no están dispuestos a que la labor del principal asesor de Díaz Ayuso “ponga en peligro una amistad íntima” entre el líder azul nacional y la líder madrileña.

La versión por parte de Sol es muy distinta: «Lo único que pedimos es el mismo trato que el resto de partidos regionales». Todo ello, mientras Díaz Ayuso no ha dejado de remarcar que su lealtad a Casado es algo indudable.
Rodríguez cuenta con el respaldo de la presidenta madrileña. García Egea, con el de Casado. Díaz Ayuso quiere acabar con la situación del partido madrileño, gobernado por una gestora desde la salida de Cristina Cifuentes. Y Génova ha buscado una denominada «tercera vía» que divida el poder de Díaz Ayuso con la entrada de dos figuras, José Luis Martínez-Almeida y la actual secretaria general del PP de Madrid, Ana Camíns.

«Guerra larga»

Las posiciones no se mueven y el panorama «apunta a una guerra larga», como destacan distintas fuentes consultadas por OKDIARIO. Una guerra que ha provocado malestar y, más aún, preocupación entre diferentes cuadros del partido. Lo cierto es que la pugna por el control en Madrid ha irrumpido en el momento más desafortunado para Génova, centrada en la preparación de la convención nacional que se celebrará los próximos 2 y 3 de octubre en Valencia. Una cita clave para apuntalar el proyecto de Pablo Casado hacia La Moncloa, que debía discurrir de la forma más apacible. Ni siquiera la asistencia de la presidenta madrileña al gran cónclave ‘popular’ está asegurada por el viaje que la llevará esos días a EEUU. Ayuso afirma que lleva meses preparándolo y alega sus responsabilidades de gobierno. Pero el hecho ha provocado malestar en Génova, que ha decidido hacerlo coincidir con una mesa de presidentes autonómicos que tendrá lugar el primer día de la convención.

Por ahora, la propuesta de la cúpula de Casado es tender puentes a Ayuso para una lista única liderada por ella, pero sin que en la negociación intervenga su mano derecha. Aunque, hoy por hoy, las posiciones siguen absolutamente enrocadas. Sobre la petición de adelantar el congreso, Génova se remite al acuerdo de la Junta Directiva, que estableció que estos debían celebrarse en el primer semestre de 2022 -y más previsiblemente a finales que a principios- y avisa que no hará excepciones. Sol justifica que es necesario tener el partido engrasado cuanto antes para encarar las elecciones locales y autonómicas de 2023, para traer la «normalidad» a la organización madrileña y tener a punto a los candidatos.

Si las posiciones no ceden, la pugna puede durar hasta nueve meses. Los que restan hasta el plazo máximo para la celebración de los congresos. Un choque que, inevitablemente, obligará a dirigentes de todos los niveles, y a la militancia, a decantarse, en público o en privado, por una u otra parte y que podría acarrear una situación de debilidad para un partido que entra en su etapa más decisiva, con Sánchez más cercado que nunca por su nefasta gestión y cada vez más rehén de sus socios. De ahí que la inquietud por las consecuencias de la contienda se extiendan por la organización. Con unos proclives a la posición de Génova, y otros a la de Sol, la inmensa mayoría sí tiene claro que a nadie conviene que el ruido de la ‘batalla’ se alargue y se eternice.

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