¿Es esto el preámbulo de un frente popular en el Gobierno de España?


Bajo la apariencia de una concesión para cumplir con las normas, puede esconderse un acuerdo entre Pedro Sánchez y el resto de partidos para formar un frente popular en el Gobierno español.
El portavoz del PSOE en el Senado, Óscar López, ha defendido la decisión de su formación política de regalar dos senadores a ERC y otros dos a CDC para que puedan formar grupo propio en el Senado, ya que cada fuerza necesita dos más, tal y como exige el reglamento de la Cámara.
La aparente normalidad democrática que quiere transmitir el PSOE es difícilmente explicable de cara a sus votantes. Si el PP ya tiene mayoría absoluta en el Senado, ¿qué motiva al partido de Pedro Sánchez a regalar cuatro de sus escaños en la Cámara Alta? Esta pregunta ha sido rápidamente contestada por el propio López asegurando que sería una «gravísimo error» relacionar este acuerdo con la investidura del líder del PSOE, Pedro Sánchez.
El miércoles los socialistas cedían uno de sus tres puestos en la Mesa del Senado al PNV, dejando de esta manera a Podemos —tercera fuerza política en la Cámara Alta— fuera de la Mesa. En esa ocasión, era el propio Óscar López el que justificaba la decisión ante la negativa de la formación morada a llegar a un acuerdo en la Mesa del Congreso.
Ahora falta dilucidar en qué momento se encuentran las relaciones entre Podemos y el PSOE de cara a ese posible pacto de gobierno. La formación de Pablo Iglesias se desmarcó de los acuerdos en el Congreso para la investidura de Patxi López como presidente, tras el pacto entre PSOE y Ciudadanos. Eso le costó un puesto en la Mesa del Senado, según el propio Óscar López. Sin embargo, Okdiario tuvo conocimiento de que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias mantuvieron una reunión en secreto en un hotel de Madrid justo tras conocerse el acuerdo entre los socialistas y los de Albert Rivera.
Con los pasos dados hasta el momento, Pedro Sánchez parece tener asegurado el apoyo de los independentistas catalanes y del PNV, ahora le queda la parte quizás más complicada: convencer a Podemos.