España
Huelga feminista 8 de marzo

Un centro de ‘okupas’ feministas financiado por ediles de Carmena está detrás de la huelga del 8M

Concejales de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de la capital, el partido del Gobierno de Manuela Carmena, ayudaron a financiar a una de las entidades que están detrás de la huelga feminista de este 8 de marzo. Es el caso, por ejemplo, de la portavoz municipal, Rita Maestre, la edil de Políticas de Género y Diversidad, Celia Mayer, o el responsable de Coordinación Territorial y Colaboración Público Social, Nacho Murgui.

La entidad beneficiaria es Eskalera Karakola (EKKA), un centro público «transfeminista» y antigua «casa okupada», cuyo local ha acogido recientemente uno de los principales encuentros preparativos de la manifestación del 8-M de este año. Además, la activista Inés Binder, una de las voceras de la Comisión 8-M (organizadora de la huelga y de la manifestación de este viernes) pertenece a Eskalera Karakola.

En concreto, este colectivo recibió en 2015 donaciones de concejales de Ahora Madrid (el partido instrumental formado por Podemos, IU, Equo y Ganemos) a través de la plataforma Goteo a la que destinaron parte de su salario. Según el Reglamento de Ahora Madrid, los concejales y el personal eventual sólo pueden quedarse con el equivalente a cuatro salarios mínimos, mientras que el resto debe destinarse a «la financiación de proyectos de innovación social abierta en Goteo», como mínimo un 20%, o a donaciones de libre designación.

Una reunión de feministas en el interior de ‘Eskalera Karakola’. (Foto: @laEkka vía Twitter)

Uno de los proyectos de la plataforma Goteo (crowdfunding) en que acabó ese dinero de los ediles de Carmena fue propuesto por Eskalera Karakola. Se llamó «¡No nos callarán! (Nosotras insonorizamos)» y tuvo como propósito recaudar dinero para insonorizar el local en el que se reúnen en la calle Embajadores de Madrid.

Entre los concejales de Carmena que destinaron parte de sueldo a éste y otros proyectos de Goteo se encuentran la portavoz del Ayuntamiento, Rita Maestre, que contribuyó con 2.954 euros; Celia Mayer, vinculada al colectivo okupa del Patio Maravillas, con 14.772 euros; Narcho Murgui, con otros 2.954 euros; o Carlos Sánchez Mato, con 1.350 euros, entre otros.

Con todo, y pese a tales vinculaciones, desde la Comisión del 8-M se definen como un movimiento «independiente de cualquier organización política o sindical», algo más que cuestionable a tenor de estos hechos.

Código ético de la Comisión Estatal del 8 de marzo.

Eskalera Karakola comenzó con sus actividades hace casi 20 años. Varias mujeres ocuparon una antigua fábrica de pan de la calle Embajadores en el barrio madrileño de Lavapiés. En el año 2005 la administración decidió recurrir al mal menor y alquilarles el local. Lo cierto es que el arrendamiento se hizo de unos locales muy cercanos al de origen, la citada tahona.

Después de años gestionando el local, las feministas fueron instadas por las autoridades a mejorar las condiciones del lugar para «cumplir la normativa y poder seguir realizando actividades públicas». Eso significaba acondicionar e insonorizar el local para evitar los ruidos ocasionados por las integrantes.

Exterior del centro ‘Eskalera Karakola’ en la calle Embajadores de Madrid. (Foto: Segundo Sanz)

Estas obras se financiaron a través de la plataforma Goteo, una organización que se encarga de canalizar proyectos sociales y mediante la cual los ediles de Carmena, según su propio estatuto, donan el excedente de su sueldo. El proyecto en cuestión recaudó 18.496 euros, una cifra de la que es imposible conocer el importe exacto aportado por los concejales ya que la cuantía concreta de las donaciones de los ediles que va a parar a cada proyecto no es pública.

La «hackfeminista»

La Eskalera Karakola acoge iniciativas como la que dirige esta portavoz del 8M, Inés Binder: la «hackfeminista». Esta actividad trata de, excluyendo al hombre, impartir conocimientos sobre tecnología. «Una de las grandes apuestas del espacio es crear espacios seguros de aprendizaje. Y creemos que en un campo tan masculinizado como es el de las tecnologías una de las maneras de lograrlo es trabajar en espacios no mixtos”, argumentan.

Inés Binder, integrante del colectivo ‘Eskalera Karakola’. (Foto: LaT BCN vía Youtube)