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Armengol, la candidata de Sánchez para el Congreso, apoyó un referéndum para acabar con la Monarquía

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El Partido Socialista propondrá a Francina Armengol, ex presidenta balear, como candidata a la Presidencia del Congreso de los Diputados, que se constituye este jueves. Armengol es la apuesta preferida de los partidos separatistas, que en los últimos días ha incrementado su presión sobre Pedro Sánchez para que acepte sus condiciones a cambio de hacerse con el control de la Cámara Baja. El mandato de la socialista en Baleares estuvo trufado de cesiones al independentismo, especialmente en la cuestión lingüística, y su propia biografía política recuerda su aproximación a las tesis más radicales de los socios de Sánchez. En 2014 -coincidiendo con la abdicación de Juan Carlos I- Armengol defendió abiertamente la celebración de un referéndum vinculante para que la ciudadanía eligiese entre la continuidad de la Monarquía o la República.

Según argumentaba la entonces líder del PSOE balear, la sociedad española tiene la «suficiente madurez» para abordar un debate «sin prisas, con sentido común» sobre la Jefatura del Estado, una petición que, opinaba, se ampara en la demanda ciudadana de «más democracia». Ella misma se ha declarado «republicana».

«Cada persona tiene un posicionamiento respecto a si es republicano o si es monárquico. Yo en este momento estoy pidiendo una cosa que me parece más importante, que es democracia y que los ciudadanos puedan hablar y opinar, que la gente pueda decidir lo que quiere», defendía Armengol. Su propuesta era una consulta no vinculante para que la ciudadanía eligiese entre Monarquía o República y que la opción mayoritaria se recogiese después en una reforma de la Constitución que se votaría en un referéndum, esta vez sí, decisivo.

La postura de Armengol generó un amplio malestar en Ferraz, donde se apostaba por el compromiso con la continuidad del modelo de Estado en la figura de Felipe VI. A la propuesta balear se unieron otras federaciones, como la valenciana -en manos de Ximo Puig- y la gallega. El entonces secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, zanjó el debate recordando que el PSOE no estaba dispuesto a romper el «acuerdo constitucional» firmado por el partido en la Transición.

En 2018, ya presidenta de Baleares, Armengol apoyó expresamente el debate sobre una proposición no de ley de sus socios de Gobierno -Més y Esquerra Unida-para exigir la convocatoria de un referéndum vinculante en el que los españoles decidiesen sobre el fin de la Monarquía. Armengol se mostró entonces partidaria de que en el Parlament balear se debatiese sobre «todo».

Del gusto del separatismo

Sánchez se ha empeñado hasta el último momento en convencer a Armengol de que aceptase la candidatura. Una oferta que ella misma había descartado esta semana, alegando que su «ilusión» era hacer oposición al PP como diputada y «aportar una visión progresista de izquierdas desde una región periférica».

La propuesta, finalmente, se hará oficial este miércoles, durante la  Ejecutiva Federal del PSOE, presidida por Sánchez. Después, el líder socialista se reunirá con su Grupo Parlamentario para perfilar el inicio de la legislatura.

El PSOE se decanta así por una figura de gran atractivo para sus socios independentistas, con el fin de allanar las votaciones del jueves. La duda es qué hará Junts, que todavía no se ha posicionado públicamente. El partido de Carles Puigdemont quiere llevar la presión al límite y ha convocado una reunión de dirección apenas dos horas antes del inicio de la sesión constitutiva de las Cortes. Hay que recordar aquí que la formación se encuentra fuertemente dividida entre los partidarios del acuerdo con el PSOE y el sector más duro -liderado por el ex presidente prófugo-, que no vería inconveniente en bloquear la gobernabilidad.

Los socialistas, mientras, destacan que Armengol «es ejemplo de un país que convive con naturalidad en la riqueza que suponen las diversas lenguas que se hablan en España» y que apuesta por «la convivencia basada en el diálogo».