El alcalde de Alicante pone su propia bandera de España en un acto de la Generalitat con Torrent
Luis Barcala ordenó a un agente municipal que trajera la bandera de su despacho
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Castillo de Santa Bárbara de Alicante, el pasado domingo. Acto oficial de la Generalitat valenciana para celebrar los 600 años de la historia de la institución en un encuentro que pretendía unir a los ficticios ‘Países Catalanes’. Sin banderas. Ni la española, ni la valenciana. Pero con la presencia del presidente del parlamento de Cataluña, Roger Torrent. Hasta que el alcalde de Alicante, Luis Barcala (PP), se percata de la encerrona y manda a un agente municipal traer de su despacho las dos banderas oficiales.
Así culminó un fin de semana de exaltación pantacalanista auspiciada por la Generalitat valenciana que preside el socialista Ximo Puig, en gobierno de coalición con los nacionalistas de Compromís, con el pretexto de un aniversario que permitió agasajar a dirigentes independentistas catalanes bajo la apelación histórica a los territorios de la antigua Corona de Aragón.
Ante la segunda autoridad de la Generalitat valenciana, el nacionalista Enric Morera, y la segunda de la Generalitat catalana, el separatista Roger Torrent, el alcalde de Alicante no sólo colocó su propias banderas (ordenó a una policía municipal traerlas desde su despacho en el Ayuntamiento), sino que hizo una encendida defensa de la Constitución.
Mientras los presidentes de los parlamentos valenciano y catalán se manifestaron partidarios de «trabajar juntos con sentido común», de «abrir espacios de colaboración y futuro» (Morera) y reivindicar un «futuro por construir juntos» (Torrent), el alcalde de Alicante advirtió de que en estos momentos «el modelo autonómico está más que nunca amenazado por los movimientos independentistas de los grupos nacionalistas, como ocurre en Cataluña y de los que no estamos exentos los valencianos».
El alcalde de Alicante avisó del peligro de los movimientos separatistas, «de los que no estamos exentos los valencianos»
El acto del castillo de Santa Bárbara fue el colofón a un fin de semana de connivencia de los dirigentes de la Generalitat valenciana con el proceso independentista en Cataluña. El sábado, dos consejeros de Ximo Puig (Vicent Marzà y Vicent Soler), así como el presidente de las Cortes valencianas, fueron protagonistas en la entrega del premio que la subvencionada Acció Cultural del País Valenciano (ACPV) concedió a los dieciséis políticos catalanes encarcelados o fugados por el golpe del 1-O. Entrega en la que estuvieron presentes, entre otros, las esposas de Carles Puigdemont, Quim Forn, Josep Rull, Raül Romeva y Jordi Turull, el hijo de Carmen Forcadell y el hermano de Clara Ponsatí.
La presidenta del PP valenciano, Isabel Boning, ha declarado que «los valencianos no se merecen que el Consell de Puig se apoyo y gobierne con quien quiere romper España». De ahí que su partido haya ofrecido al presidente socialista sus votos para desembarazarse de la alianza con los pancatalanistas de Compromís y poder agotar la legislatura sin necesidad de convocar elecciones adelantadas. El PP aún no ha obtenido respuesta.
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